Estimados amigos, el mes de agosto evoca la memoria de tres grandes de la historia del toreo, siguiendo la tradición taurina por orden de antigüedad, Manuel Rodríguez "Manolete", Manolo Martínez y Valente Arellano, va esta colaboración con mi respeto y amistad para el señor licenciado Carlos de la Maza, ferviente seguidor del "Monstruo de Córdoba".
Es justo en este día 29 de agosto que se cumplen 64 años de la muerte de uno, si no es que el más famoso torero de la historia. Manuel Rodríguez Sánchez, quien nace en Córdoba, España, un 4 de julio de 1917, hijo del también Matador de toros Manuel Rodríguez, del mismo sobrenombre, y de doña Angustias Sánchez, tal vez la más famosa de las madres del medio taurino. El padre del matador logró cierta notoriedad a principios del siglo pasado, por lo que llegó a torear en nuestro país, y queda para la anécdota que usaba anteojos por padecer de miopía, por lo que no era raro que los usara en el callejón para poder observar la lidia, como consta en los archivos fotográficos de la historia taurina, en donde aparece vestido de luces con ellos puestos durante una corrida en la que participaba.
Manolete se presenta como novillero en Madrid en la desaparecida Plaza de Tetuán de las Victorias, en un cartel premonitorio del afecto y aceptación que tendría en nuestro país alternando con los mexicanos Liborio Ruiz y Silverio Pérez, y después de haber participado como becerrista en una cuadrilla de toreros llamada la banda de los Califas. Toma la alternativa el 2 de julio de 1939 de manos de Manuel Jiménez "Chicuelo" y llevando por testigo a Rafael Vega de los Reyes "Gitanillo de Triana", con quien coincidentemente alternaría en su última tarde en Linares, Jaén, junto a Luis Miguel Dominguín (con el que mantenía una marcada rivalidad taurina), en la fatídica tarde del 28 de agosto de 1947.
Después de 64 años se sigue recordando a la figura más emblemática de la tauromaquia, se han escrito gran cantidad de libros y ensayos sobre su vida, pero sobre todo de su muerte, tanto por el peso como primera figura de su época, como por su influencia en el entorno social de la posguerra civil española, como referencia es de señalar que el nombre original del toro de su alternativa era "Comunista", y que buscando evitar conflictos políticos fue cambiado llamándolo "Mirador". Admirado y presionado, pero sobre todo criticado por su estilo, fue duramente exigido en España, acusándolo de torear ganado de pobre presencia, por lo que decide radicar en nuestro país de 1945 a 1947, en donde fue bien recibido por la afición y la comunidad taurina para hacer campaña en cosos de América, en donde su toreo fue aclamado, y en donde paralizaba las actividades del lugar en el que toreaba, como sucedió en nuestra ciudad. Regresa a España ya entrada la temporada, en donde es cuestionado por alternar con toreros mexicanos, sobre todo con Carlos Arruza, y por su relación con compatriotas en el exilio. Se dice que "Islero", el toro de Miura que le inferiría la cornada mortal, rondaba los 700 kg, y que originalmente había tocado en el sorteo a "Gitanillo de Triana", pero que el mismo Manolete le pidió se lo cambiara, ya que el astado que le había tocado era pequeño, punto en que sus críticos centraban sus ataques.
La personalidad de este torero de leyenda se retrata en hechos como el de la cornada recibida en su presentación en nuestro país, estando en el hospital es cuestionado sobre el porqué no enmendó para evitar la cornada al ver que se vencía el toro, a lo que contestó "si doy un paso atrás, dejo de ser Manolete".
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