El ciclista español Alberto Contador, del equipo Saxo Bank Sungard, en acción durante la tercera etapa del Tour de Francia, entre las localidades de Olonne-sur-Mer y Redon, en el oeste de Francia. EFE
Ningún Tour es tranquilo para Alberto Contador, todos han tenido su dosis de adrenalina y en el de 2011 tendrá que afrontarlo al contragolpe, de atrás adelante, con la obligación de recuperar el tiempo perdido en las dos primeras etapas.
"No tiene más remedio, está obligado a pelear", afirma el quíntuple ganador del Tour Bernard Hinault, quien aunque cree que el centenar de segundos que le separa de sus rivales es una renta "que comienza a ser importante", considera que "todavía no se ha jugado nada".
En el equipo Saxo Bank y en el entorno del ciclista la estrategia pasa por aguantar hasta que llegue la montaña, no perder más tiempo y jugarse la carrera con la carretera empinada.
"Nunca me he visto en esta situación", confiesa el de Pinto que, tras la lección del primer día, rodó hoy en los primeros puestos del pelotón, rodeado de varios compañeros, para alejar los fantasmas que le han situado lejos de los primeros puestos.
Contador se quita toda la presión que puede. La de la carrera, designando como favoritos a Andy Schleck y a Cadel Evans. Y la de fuera, sin entrar al trapo de los silbidos que le dedica el público, que se están convirtiendo en la noticia de las primeras jornadas del Tour.
En su calendario aparece ya la etapa de Luz Ardiden, la duodécima, la primera de los Pirineos, el lugar señalado para comenzar su remontada, para recuperar el tiempo perdido por el tropiezo del sábado y la lógica sangría de minutos del domingo.
"Los campeones se les conoce porque se levantan, más fuertes, tras un tropiezo", indica el director del Tour, Christian Prudhomme.
Nadie entierra a Contador. Al Tour le quedan tantos kilómetros, tantas pedaladas y escarceos, que sería osado apartar de la lista de favoritos a un ciclista que desde 2007 no pierde ninguna grande en la que ha participado.
"Los segundos que tenemos no son suficientes con todo lo que queda por delante, pero es mejor tenerlos que no tenerlos", resume el director deportivo del Leopard de los Schleck, Kim Andersen.
Los luxemburgueses también se obstinan en mantener la calma y, aunque no ocultan su satisfacción por el tiempo mermado a Contador, insisten en que su carrera no es contra el madrileño, si no para ganar el Tour.
Lo cierto que las calculadoras han comenzado a funcionar. Andy Scheleck, el menor de lo hermanos, segundo de los dos pasados Tour, se había marcado como objetivo llegar con minuto y medio de ventaja a la contrarreloj del penúltimo día, sabedor de que en esa disciplina es inferior a Contador.
Pero mientras están satisfechos con la ventaja que tienen sobre el madrileño, ven como otros ciclistas se cuelan entre el grupo de favoritos.
Entre ellos, con un lugar destacado, el australiano Cadel Evans, tercero de la general. El ciclista del BMC llega con menos kilómetros que nunca al Tour de Francia y con una preparación muy específica para lograr la victoria en la prueba.
En su haber, además, tiene la experiencia de sus 34 años y de sus seis Tour de Francia, dos de ellos acabados en el segundo peldaño del podium de París.
Aunque se supone que en la montaña es menos fuerte que sus rivales, el australiano está en la mejor posición posible, la que le permite correr como más le gusta, esperando a sus rivales. Todo lo contrario que un Contador obligado a saltar a la carretera a buscar la victoria.