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CONTEXTO LAGUNERO

LAS COSAS QUE VALEN LA PENA

JUAN MANUEL GONZALEZ

Las actividades encaminadas hacia el fomento y desarrollo económico se han orientado hacia conceptos que han evolucionado con el paso de los años. Uno de los conceptos más antiguos lo es el de Sistema Local Productivo. Hace cien años nació el concepto de Distrito Industrial acuñado por el economista británico Alfred Marshall. En la actualidad se usan varios vocablos para identificar esfuerzos serios de fomento y desarrollo económico: Cluster, Distrito Tecnológico, Ciudades Tecnológicas, Tecnópolis, Parque Tecnológico y Ciudad de Excelencia o Ciudad del Conocimiento. Todos estos términos tienen varias semejanzas. Para los estudiosos del tema, los términos significan en esencia lo mismo y se basan en el concepto que creó Alfred Marshall.

El término cluster, en los textos de administración y de informática hace alusión a un conglomerado. Los clusters son agrupaciones de empresas con cercanía geográfica que se orientan hacia un mismo sector o hacia actividades relacionadas, en una red que incluye productores, fabricantes de insumos, canales de distribución y proveedores de servicios. El cluster involucra el sentido de colaboración, esto significa que los eslabones más fuertes de la cadena apoyan y soportan a los más débiles. El concepto de distrito tecnológico surgió en Italia a finales de la década de los años setenta, lo impulsó el economista florentino Giacomo Becattini.

Las ciudades del conocimiento o ciudades de excelencia son terminologías utilizadas en los Estados Unidos para referirse a algunas ciudades que han orientado su aparato productivo a productos y servicios que requieren alto valor agregado y por supuesto de conocimiento y se han convertido en centros de competitividad mundial. El término Tecnópolis, aunque significa lo mismo es más utilizado por los alemanes y franceses para referirse a las ciudades que en sus países consideran de excelencia y cuyo desarrollo se basa en el conocimiento.

Una ciudad del conocimiento es un territorio geográfico en donde existe una sociedad debidamente articuladas entre si y sus actores tienen un propósito común: participar en el desarrollo de una economía basada en el conocimiento, orientándolo a interpretar a través del aprendizaje continuo las transformaciones que operan en el orden nacional e internacional, en los ámbitos político, económico, técnico, científico y cultural para construir directrices claras que apunten a generar riqueza para que la sociedad tenga empleo y prosperidad y calidad de vida.

En síntesis, una ciudad del conocimiento requiere tres variables básicas: Capital humano integral, estrategias, y condiciones favorables. Implica la identificación y orientación del talento humano, cadenas de soporte, una agenda de conectividad, consolidar las redes para la innovación, una red de incubadoras de empresas y una red de capital, pero esto se logra con una articulación clara de los sectores gobierno academia y empresa.

Para lograr una ciudad del conocimiento, el gobierno es un actor fundamental y debe comprometerse a cumplir con su papel facilitador creando condiciones que hagan posible la expansión de la iniciativa privada para generar bienes y servicios útiles a la sociedad y la academia participa con una función bidireccional como receptora y transmisora del conocimiento para que pueda lograr su misión primordial: el cumplimiento de un encargo social con el objetivo de formar para la vida y transformar la realidad. De esta forma, el sector académico se vincula con el sector gobierno y el sector privado para definir juntos el tipo de educación que se requiere para formar a los individuos en conocimientos, destrezas, habilidades y actitudes que son necesarios para que respondan a la sociedad y los requerimientos del aparato productivo de bienes y servicios.

En el mundo hay muchos ejemplos de ciudades que han concretado sus esfuerzos y hoy son catalogadas como Ciudades del Conocimiento: Austin, Boston, Cambridge, Bangalore, Taiwan, Tel Aviv, Evora, Faro, Emilia Romagnia, Nueva Hamburgo, Hasteffen, etc.

De acuerdo a un diario de circulación nacional, existen diez ciudades mexicanas que pretenden ser catalogadas como ciudad del conocimiento. Lo anterior implica que estas ciudades basarán sus economías en el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico en un ambiente mundial caracterizado por la innovación. Las ciudades son: Distrito Federal, Monterrey, Guadalajara, Guanajuato, Mérida, Ciudad Juárez, Querétaro, Tepic, Torreón y Cuernavaca las cuales tienen un proyecto para convertirse en "Ciudades del Conocimiento".

Las investigadoras europeas Ursula Scnider y Karmen Jelcic indican que el surgimiento exitoso de ciudades del conocimiento es muy difícil; dijeron que no existen métodos específicos ni periodos calculables para contemplar el nacimiento de ciudades del conocimiento, sin embargo, dicen que las características regionales y la voluntad política son elementos claves para colaborar a su surgimiento. Las investigadoras resaltaron las posibilidades de Sao Paulo y en particular a Monterrey como ciudades que hacen esfuerzos muy serios y constantes para convertirse en auténticas sociedades del conocimiento en América Latina,

Ursula y Karmen señalan que: "El éxito de los esfuerzos para lograr una ciudad del conocimiento depende del gobierno, de la sociedad y de las instituciones. No solo consiste en invertir en edificios, sino en la gente, en la incorporación masiva a la educación de calidad". Continuaron diciendo que "Se requieren lazos histórico culturales, que se apoye a los mejores talentos de la región otorgando al mismo tiempo espacios amenos y ricos para su esparcimiento, emplear el mejor talento, el lugar donde la mejor gente quiera vivir y lugares atractivos. Ofrecer oportunidades a las mentes brillantes, de conocerse entre sí y hacer algo juntos para crear un ambiente de trabajo que tenga el conocimiento como base".

Las ciudades del conocimiento son atractivas para atraer familias, ofrecen, además de oportunidades de trabajo, el confort y el desarrollo que el interesado y el apto puedan conseguir. El reto es grande, como grandes son también las recompensas. Como el viejo decía: "Si las cosas que valen la pena hacerse, fueran fáciles, cualquiera las haría". ¡¡¡Manos a la obra!!!

Correo electrónico: jgonzalez2001@hotmail.com

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