Sandy almorzaba fuera de casa cinco días por semana, tenía televisión por cable con todas las opciones incluidas y frecuentaba de forma regular Starbuck's donde consumía cafés de US$ 4. Cuando comenzó su blog YesIamcheap.com en enero de 2009, en un intento de controlar más sus gastos, su negocio de joyería había quebrado y debía US$ 105.665,31. Hoy, esta neoyorquina de 33 años debe US$ 85.605,73, come comida que ella misma lleva preparada de casa, limita las noches de cine a un vídeo de US$ 1 de Redbox y en general toma café en el Dunkin' Donuts; como mucho, se da el lujo, de vez en cuando, de tomar un spice latte de Starbuck's. "Son cambios pequeños, pero que marcan la diferencia con el paso del tiempo", dice Sandy.
Además, ella dice que si su economía mejora, no planea cambiar sus hábitos de consumo porque se ha unido a "la causa de lo barato". Claro que antes, prefería el término "frugal" en lugar de barato, porque le parecía que tenía un toque francés, "hoy en día decir que algo es barato ya no tiene la connotación negativa que solía tener antes, hoy es casi un elogio", dice Sandy.
Después de más de cinco años apretándonos el cinturón, la palabra "barato" ya no tiene ningún estigma para nosotros los consumidores. Especialistas de la Universidad Wharton y de otras instituciones dicen que la recesión ha cambiado las prioridades de los consumidores, que hoy estamos más dispuestos a cambiar la calidad por precios bajos. Aunque algunos digan que el consumidor volverá a gastar cuando las cosas mejoren, otros dicen que los consumidores han abrazado para siempre la filosofía de buscar ofertas y es poco probable que vuelvan a gastar con el mismo despilfarro que antes.
Para el que haya perdido dinero o sus ahorros en la actual turbulencia económica, aprender a vivir de forma más austera, más que una opción, es una necesidad apremiante. En México la situación de pobreza cubre a más de 50 millones de personas, las cifras del censo de EEUU muestran que un 15,1% de los norteamericanos viven actualmente en la pobreza. El desempleo se sitúa en un 9,1% y los mercados conviven con un desgaste financiero global constante.
En una época en que todo el mundo está intentando completar sus gastos más apremiantes con lo poco que tiene disponible, dar prioridad a lo que es "barato" puede ser muy positivo. El consumidor ahora piensa de forma diferente respecto a aquello que compra, pagando sólo por los atributos que realmente desea en un producto y sacrificando otros elementos. Ese es el secreto: descubrir una manera de pagar un precio bajo y, al mismo tiempo, sentirse dueño de algo interesante".
Hay fabricantes de muebles que ofrecen estilo a precios bajos, en parte porque el cliente aún se encarga de armar el producto comprado. Los clientes del minorista de moda Zara deciden adquirir tejidos más baratos, o modelos de estilo más simple, con tal de que la ropa en cuestión esté inspirada en la última moda. Existe un motivo para pagar más barato, si un producto o servicio no está a un precio razonablemente bajo, la persona prescinde de algo que no considera tan importante.
Este cambio de mentalidad se debe en gran parte a que el negocio de usados, ventas a consignación y tiendas de precios bajos están creciendo. En general, las tiendas de usados ofrecen a los clientes productos con precios cerca de 1/2 más baratos de lo que habrían costado si fueran nuevos. De 2008 a 2009, cuando la mayoría de las tiendas de comercio sufría caídas del 7,3% en las ventas, las tiendas de usados tuvieron un crecimiento neto del 12,7% en los Estados Unidos y en México la situación es similar aunque se presentó antes por el efecto catarro/pulmonía entre Estados Unidos y México.
Las tiendas que venden productos usados están creciendo por todo el país a un ritmo promedio de cerca de un 7% al año. La crisis ha hecho que las personas piensen mejor acerca de sus hábitos de consumo. La venta de usados da a los consumidores hoy más mercancía por su dinero.
Hace algunos años, un estudio en Estados Unidos reveló que las personas preferían comprar un producto nuevo a mandar reparar el antiguo, a pesar de que la reparación salga más barata. Las personas siempre querían tener algo nuevo, algo que fuera de primera calidad, de aspecto lujoso, pero eso ha cambiado. Por otra parte, es muy probable que las personas de recursos limitados estén haciendo una "gimnasia mental" para convencerse de que comprar productos baratos no es malo. Para cambiar valores, se requiere algo más que una breve tormenta económica.
Un estudio conjunto de Deloitte -empresa de servicios de auditoría, consultoría, asesoría financiera, administración de riesgos y servicios fiscales- y de Harrison Group -empresa consultora de investigación y servicios de mercadotecnia-, muestra que, al igual que la bloguera Sandy, el consumidor está abrazando lo barato. El año pasado, American Pantry Study entrevistó a dos mil consumidores y constató que un 92% de ellos había hecho algún cambio en sus hábitos de compras de productos de supermercado, por ejemplo: compraron productos en liquidación o sustituyeron productos de marca por productos de los llamados de marca blanca. El estudio tomó en cuenta todo lo que las personas suelen comprar en el supermercado: comida enlatada, productos de limpieza, pasta de dientes. Los resultados preliminares del estudio de 2011, que serán publicados en breve, muestran los recortes constantes del consumidor. En crisis anteriores las personas se sacrificaron por poco tiempo y, pasada la crisis, retomaron los viejos hábitos. Sin embargo, esta última crisis ha dejado una verdadera cicatriz. Los consumidores dijeron sentirse tremendamente culpables y con remordimientos debido a todas las cosas que solían comprar, tuvieron un enorme sentimiento de culpa por haber sido derrochadores.
Lejos de lamentar sus nuevos hábitos de compras, la mayor parte de los consumidores del estudio dijo sentirse "más animados y felices" respecto a la frugalidad recién descubierta, y no planean retomar los antiguos hábitos. Las personas no están relacionando "barato" con "malo" o con "mala calidad". Después de comparar precios y de probar diferentes productos, cerca de un 88% de los entrevistados constató que algunas marcas de tienda eran "tan buenas o hasta mejores que las que solían comprar, por eso no interpretaron el cambio como un sacrificio".
Ser busca ofertas significa hoy que se es una persona inteligente. Lo barato ha llegado para quedarse, por lo menos de momento. Mientras más se prolongue la situación de inestabilidad de la economía, más tiempo lo "barato" dejará de ser mal visto.
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