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Contrasentidos Una buena y dos preocupantes

Hasta hace unos días la elección de 2012 presentaba tres frentes de riesgo: la falta de legitimidad por un IFE incompleto; el papel de los medios electrónicos, y la seguridad. La primera quedó saldada.

El tema del IFE se resolvió de la mejor manera posible. Hace dos meses nadie hubiera apostado a esta solución que no sólo completa al Institito Electoral, sino que efectivamente lo fortalece. Los tres nuevos miembros tienen un alto nivel de reconocimiento social por la tareas que han desempeñado, mucha experiencia y calidad moral probada. Ninguno tiene una filiación partidista o es personero de algún político. Su incorporación cumple con la tarea fundamental del consejo del IFE: dar certeza y tranquilidad al proceso electoral. Nadie tenía duda de la capacidad del instituto para organizar las elecciones, eso se daba por descontado, el problema era de legitimidad, de inoperancia en las decisiones y de vicios legales de origen que hacían impugnable la elección. Prueba superada.

El segundo tema, el de los medios de comunicación electrónicos, está lejos de quedar resuelto. El escándalo que armaron algunos comunicadores cuando el IFE planteó la posibilidad de monitorear los programas de opinión fue casi de histeria y al grito de "censura" y "ahí viene Torquemada" armaron un pancho. En ningún caso se trataba de censura porque no hay revisión previa de material, sino simplemente de medir lo que ya había pasado. Si bien ésa no es una tarea fundamental del IFE sí es necesario que como sociedad tengamos claro qué medios estamos consumiendo.

Los consumidores, como los dice Raúl Trejo, tienen derecho a saber qué producto consumen y para eso existe la etiqueta, los consumidores de medios tenemos derechos a saber de qué esta compuesto el medio que consumimos. Si queremos leer o no la etiqueta (yo nunca las leo) o seguir o no consumiendo ese producto es problema y derecho nuestro. El problemas de los medios está, pues, siegue ahí. Gran parte del dinero no contabilizado de las campañas va a pasar justamente por los noticieros y los programas de opinión, entrevistas y variedad y el IFE no podrá ni meter la manos.

El tema más delicado es el de la seguridad y el dinero del crimen organizado en las campañas. Donde existen mafias territoriales la posibilidad de que se impongan candidatos y se coarte el voto es absolutamente real. En el resto del país el riesgo es que candidatos o partidos acepten dinero de las organizaciones criminales (no sólo del narcotráfico) con las consecuencias de inequidad en la elección y pago posterior de favores. A eso están expuestas todas las campañas, desde las presidenciales hasta las de diputados locales o alcaldes. La autoridad electoral no tienen forma de hacer una verdadera fiscalización ni mucho menos forma de castigar a los partidos, porque éstos a través de sus diputados y senadores hicieron una ley para protegerse de la autoridad, no del crimen organizado.

Una buena y dos preocupantes.

Diego Petersen Farah

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