El trasiego del diputado Manuel Villegas González de las filas del Partido Acción Nacional al PRI, es un episodio tragicómico en el marco electoral para renovar el Gobierno en el Estado de Coahuila.
Cabe recordar que el hoy flamante miembro del PRI fue regidor del cabildo de Torreón en tiempos del panista José Ángel Pérez y como tal, sus compañeras ediles las Señoras Laura Muñoz y Montserrat Martínez, en los últimos días de aquella administración, lo señalaron como responsable de operar una afiliación en masa de funcionarios de confianza al sindicato de trabajadores del Municipio, en un intento por burlar el estatuto laboral en vigor y seguir en la nómina.
Esta simulación ilícita y hasta constitutiva de delito, hizo que Manuel fuera expulsado del PAN en una decisión interna, que por cierto fue revertida en fecha reciente por el Tribunal Federal Electoral.
Como Presidente del Comité Ejecutivo Municipal del PAN en Torreón, Manuel Villegas inició en noviembre de 2007 y en tres elecciones que fueron desastrosas para el que fue su partido, logró que el blanquiazul en sólo tres años pasara de ser la primera fuerza política del Municipio, a perder la Presidencia Municipal, las dos diputaciones federales y la totalidad de las diputaciones locales con cabecera en nuestra ciudad, pero eso sí, Villegas se alzó con una diputación plurinominal al Congreso del Estado.
Con semejantes cartas credenciales, puede o no ser una sorpresa según se mire, que este personaje haya sido recibido en calidad de héroe en las filas del PRI, a rendir protesta en una ceremonia solemne en la que fue presentado ante la dirigencia estatal del tricolor por Carlos Ariel Moreira Valdés, hermano del hermano del actual gobernador de Coahuila ¿con licencia?
En cambio la explicación dada en a los medios por Manuel Villegas para justificar el cambio de chaqueta sí que es sorprendente, porque habiendo sido en los últimos seis años regidor, dirigente municipal y diputado local como lo es hasta el día de hoy, acusa al PAN de negar espacios y oportunidades a sus militantes, lo que en definitiva no ocurrió en el caso personal del tránsfuga Villegas.
Es obvio que frente a semejante asalto a la dirigencia y estructuras del PAN, los primeros responsables son los mismos panistas que lo permitieron y de manera especial José Ángel Pérez, a quien Villegas debe su carrera, por lo que de ambos se puede decir que "tuvo tanta culpa el indio, como el que lo hizo compadre". Por consecuencia, para el panismo la salida de Villegas genera un alivio como el que experimenta un cuerpo enfermo, cuando revienta la pústula y la infección cede.
Por otra parte, despierta curiosidad lo que puedan sentir los priistas sobre la recepción triunfal de Villegas en el PRI, ya que el militante promedio de ese partido pasa décadas o la vida entera haciendo escoleta, sin conseguir siquiera que le expidan una credencial; o lo que puedan opinar, si es que los dejan, los cuadros dirigentes del PRI que en función del espaldarazo moreirista a Manuel Villegas, se ven obligados a cerrar filas y alternar con un recién llegado de tal calaña, procedente de un partido adverso.
La presentación de Manuel Villegas como trofeo de caza al interior del PRI, despide un tufo autoritario y antidemocrático, porque el PRI de Moreira no se conforma con operar una elección de Estado, sino que infiltra partidos de oposición, organismos sociales y medios de comunicación, para efectos de corrupción, división y control. Todo ello, pagado con recursos públicos.
La recepción festiva de Manuel Villegas en el PRI es un modo de decir: Todos tienen su precio, y nosotros podemos comprar a cualquiera. Encuentra su explicación en el estilo de hacer política de los Moreira, de manera que la participación cívica resulte denigrada y denigrante, frente a los ojos de una ciudadanía pensante, a la que se busca ahuyentar a toda costa de la vida pública.