"La deuda es la esclavitud
De los libres."
Publilio Siro
La deuda griega tendrá un "corte de pelo" de 50 por ciento. Éste es quizá el acuerdo más importante que lograron la semana pasada los líderes de Europa occidental en el tema de Grecia.
¿Qué es un corte de pelo, un haircut, en los mercados financieros? Es una reducción voluntaria en el valor de la deuda. Si los acreedores se inconforman, el corte de pelo se convierte en un default, una suspensión de pagos.
La diferencia no es trivial. Si la reducción del capital se hace de forma voluntaria, los acreedores resienten la pérdida. En caso de que esto se haga a través de una suspensión de pagos, la pérdida recae sobre las compañías de seguros o instituciones financieras que han emitido coberturas o seguros sobre la deuda. Habrá un gran pleito en las próximas semanas para ver si la reducción de la deuda griega se hace con un corte de pelo o un default.
Todo parece indicar, sin embargo, que como consecuencia del acuerdo político de Bruselas de la semana pasada, serán los contribuyentes de los países ricos de la zona del euro, y principalmente los de Alemania y Francia, los que tendrán que subsidiar las pérdidas griegas. La pregunta de fondo, por lo tanto, es si el rescate es suficiente.
Hay dudas serias. El enorme nivel de la deuda pública de Grecia es sólo una parte del problema. El otro es la falta de productividad. La deuda, que alcanzó en 2010 el 142 por ciento del Producto Interno Bruto, es consecuencia de haber vivido demasiado tiempo de subsidios y préstamos.
Grecia tiene un PIB nominal per cápita de 27,311 dólares según el FMI, tres veces los 9,522 dólares de México. Buena parte de ese PIB, sin embargo, es pura ilusión. La economía griega está dominada casi totalmente por el gobierno. Sus principales empresas son públicas e incapaces de competir. El país importa casi todo lo que consume. Su única industria competitiva es el turismo. Grecia tendría que reconocer quizá una disminución de 50 por ciento en su nivel de vida tan sólo para estar en condiciones de competir. Pero este ajuste difícilmente será aceptado por la población.
Un corte de pelo de 50 por ciento no sacará a Grecia del hoyo. La disminución de la deuda pública no vuelve más competitivo a un país: simplemente le permite seguir operando.
¿Afectará el síndrome griego a otros países europeos? Irlanda ha hecho muy buen trabajo en sus ajustes, particularmente al reducir el costo del gobierno, lo que lo pone en ruta para una recuperación futura. Portugal va por buen camino, pero necesita hacer ajustes adicionales. Italia es un peligro, no sólo por su alto nivel de deuda pública, 119 por ciento del PIB, sino por la parálisis política generada por el primer ministro Silvio Berlusconi.
España tiene una deuda pública de sólo 60 por ciento del PIB. Su problema es otro. La economía española ha sido afectada por las hipotecas irresponsables otorgadas a constructores privados, pero el problema no es de la banca sino de las cajas de ahorro. Los principales bancos, como el BBVA y Santander, mantienen desempeños positivos y se han internacionalizado. El costo de sanear las cajas de ahorro podría ser de un 4 por ciento del PIB, unos 50 mil o 60 mil millones de euros, lo cual es alto, pero manejable.
El principal problema para España es modificar sus inflexibles leyes laborales, que la han llevado a tener el desempleo más alto de Europa. Tiene también que hacer una reforma fiscal y reducir el gasto público. Al contrario de Italia, hundida en el marasmo político, España tendrá elecciones generales el 20 de noviembre. De éstas podría surgir un gobierno que hiciera esas reformas.
BBVA dependía del mercado español en un 80 por ciento. Hoy se ha diversificado y tiene operaciones en México, Turquía, China y otros países. El mercado español representa sólo un 20 por ciento de sus beneficios. La globalización le ha permitido mantenerse a flote a pesar de los problemas en Europa.