Hace unos días, la Fiscalía General de Coahuila detuvo a tres personas acusadas de robar autos y asaltar viviendas en Torreón. La captura fue un hecho positivo, pero el historial de los presuntos criminales dice mucho sobre el desempeño de las autoridades para combatir la ola delictiva que azota a La Laguna.
La banda es señalada por haber cometido al menos 80 robos y asaltos en los últimos meses. Imparables durante semanas, los tres sujetos irrumpieron en viviendas atemorizando a los ocupantes, asaltaron automovilistas en plena calle y, en al menos un caso, habrían asesinado a una de sus víctimas al momento de quitarle una camioneta.
Los tres pudieron robar durante meses sin que ninguna autoridad los frenara. Como ellos hay decenas de asaltantes libres en la ciudad, impunes a la hora de robar o secuestrar. La detención de bandas en los últimos días no parece haberlos frenado.
Esta ola delictiva se da mientras en La Laguna el Ejército y policías federales, estatales y municipales han emprendido no menos de cinco operativos contra robo de autos, delincuencia organizada, secuestros y homicidios. Sin embargo, la ola delictiva, lejos de disminuir, ha aumentado.
La baja en el robo de vehículos se vio ensombrecida por aumentos en otros tipos de robo, a personas, negocio o vivienda. Los homicidios casi se duplicaron de mayo a junio, como señaló el domingo El Siglo de Torreón.
Un caso claro de cómo la respuesta de las autoridades a la ola criminal ha sido inefectiva es el de las bases del Ejército en el norte y poniente de Torreón. Instaladas luego de que varios cuerpos aparecieron bajo los puentes del Río Nazas, la presencia militar no evitó que un grupo criminal dejara 10 cadáveres decapitados en varios puntos a lo largo del río. Al mismo tiempo, los operativos de las policías estatal y municipal no han frenado a las bandas de ladrones y asaltantes que continúan sus atracos en varios puntos de la ciudad. Estas bandas han probado ser más móviles que las corporaciones policiacas: cuando se aumenta la vigilancia en una zona de la ciudad, los asaltantes simplemente se mueven a otra.
Mucho se habla de la coordinación entre los niveles de gobierno y de la capacitación de las policías locales. Hasta ahora, el discurso de las autoridades no ha sido refrendado en los hechos y no han dado muestras a los criminales de que habrá castigo para sus actos. Los delincuentes todavía saben que pueden violar la ley y salir impunes.
