Un grupo de diplomáticos franceses autodenominado "Marly" critica hoy en una columna publicada en "Le Monde" la política exterior del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, a quien acusa de reaccionar impulsivamente, comportarse como un aficionado y perseguir la atención mediática.
Estos profesionales -de diferentes edades, en activo y retirados y de diversas ideologías políticas, según les identifica el diario- acusan a Sarkozy de no haber prestado atención a los informes elaborados por los servicios diplomáticos y reivindican una política exterior basada en "la coherencia, la eficacia y la discreción".
"Nuestra política exterior está situada bajo el signo de la improvisación y de los sucesivos impulsos que, a menudo, se explican en base a consideraciones de política interior", denuncia el grupo "Marly".
Señala directamente a la "actual tensión con México" derivada del caso de Florence Cassez, la Unión por el Mediterráneo, que "se lanzó sin preparación", o el "seguidismo" a Estados Unidos, que ha "desconcertado" a muchos de los socios de Francia, asegura.
"La voz de Francia ha desaparecido en el mundo", denuncia el colectivo de diplomáticos.
A su juicio, decisiones como el regreso de París a la estructura militar de la OTAN hace dos años han hecho que Francia haya perdido su "visibilidad" y su "capacidad de maniobra".
Según el grupo "Marly", un "WikiLeaks a la francesa permitiría verificar que los diplomáticos franceses redactaron" textos "bastante críticos" que, de haberles prestado atención, habrían evitado "errores" imputables a la "falta de profesionalidad, la impulsividad y las preocupaciones mediáticas a corto plazo".
La actual política francesa en Oriente Medio "se ha vuelto ilegible", añaden en la columna de "Le Monde", en la que solicitan al Palacio del Elíseo que defina los objetivos franceses en "cuestiones esenciales".
Y citan como tales "el contenido y las fronteras de la Europa del mañana", la política respecto a "un mundo árabe en revueltas", los "objetivos en Afganistán", la "política en África" o el "tipo de asociación con Rusia".
Lamentan, además, que desde la Presidencia se intente "hacer responsable de las derivas políticas" al cuerpo diplomático y llaman a una reflexión profunda para configurar una política exterior basada en valores como "la solidaridad, la democracia y el respeto a las culturas", a menudo "abandonados" a cambio de la improvisación.
