Estoy convencido de que el presidente Calderón, no es que no quiera resolver el problema de la inseguridad y la lucha contra el narcotráfico. El asunto es que no sabe cómo hacerlo.
Cuando menos no lo sabía, ahora la UNAM en un documento muy puntual, elaborado por expertos, le indicó el camino, pero aún se sabe si lo seguirá.
Lo preocupante es que, en tanto eso sucede, los daños colaterales a la población civil se siguen produciendo con total impunidad. Tal como acaba de suceder en el caso de mi amigo el poeta Efraín Bartolemé.
Los policías federales irrumpieron en su casa del DF, y casi la destrozan, cuando buscaban a un narcotraficante.
El asunto es preocupante, pues uno se pregunta: ¿cuántos de estos hechos debemos de padecer antes de que los elementos del orden aprendan a hacer bien su trabajo?
No es la primera vez que sucede, de hecho en Torreón hace años aconteció algo similar, en la casa del periodista Juan Gramillo y hasta donde recuerdo, ni disculpas dieron.
Por que no sólo allanan y atemorizan, sino que también saquean y se llevan todo lo que se les antoja.
¿Acaso no pueden identificar plenamente el lugar que van a catear? ¿Es necesario meterse a varias casas para atinarle a la que es del buscado?
Por que no sólo allanan y atemorizan, sino que también saquean y se llevan todo lo que se les antoja.
¿Acaso no pueden identificar plenamente el lugar que van a catear? ¿Es necesario meterse a varias casas para atinarle a la que es del buscado?
Para colmo, Efraín, pidió ayuda a la Policía capitalina y nunca llegaron a prestársela.
Bartolomé, después de esos hechos, escribió y publicó un articulo titulado: “¿De verdad estamos solos? Como un reclamo y cuestionamiento para decir que no hay ni quién nos auxilie en esos momentos.
Los policías no distinguen entre un ciudadano común y un delincuente y todos estamos expuestos a sus ineficiencias. Loe expertos de la UNAMpasaron de las críticas a las propuestas y ni así el Gobierno Federal sabe qué hacer.
Tienen la receta para hacer el pastel, pero se niegan a cocinarlo.
Conozco a Bartolomé y es un hombre sencillo ymodesto, que fue buen amigo de don Andrés Henestrosa.
Un buen poeta dedicado a sus textos y sus libros. Amante de la paz y la tranquilidad, como muchos chiapanecos.
Y de pronto suvida se ve alterada y amenazada. Él y su familia se quedan alterados por una equivocación de la Policía y el miedo les durará mucho tiempo.
Es impactante ver las fotografías de la casa destruida en sus puertas y muebles.
¿Qué buscaban o qué esperaban encontrar? Las más mínimas garantías del ciudadano son violadas sistemáticamente en todos los estratos sociales; y todavía quieren que se les otorguen mayores facultades, de las que de por sí se toman.
Estas son unas cuantas líneas para protestar por esta arbitrariedad y todas las que se cometen diariamente. Nadie está a salvo, porque de verdad estamos solos.
Por lo demás: “Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano”.