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Cuando la muerte es algo cotidiano...

EN TORREÓN EL HOMICIDIO DOLOSO ES LA PRINCIPAL CAUSA DE MUERTE EN 2011

CRISTAL BARRIENTOS

Desde que Torreón se volvió una ciudad violenta, la muerte se ha convertido en una inevitable compañera. Ahora, al salir de casa, nadie está seguro si regresará con vida.

En 2011, el homicidio doloso se ha convertido en la principal causa de muerte en Torreón, por encima de cualquier enfermedad o accidente, de acuerdo con un comparativo de datos de la Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Salud de Coahuila.

Entre enero y septiembre de 2011, 529 personas murieron asesinadas en Torreón, 124 más que las víctimas de enfermedades cardiovasculares, el padecimiento más letal en la ciudad que en los primeros nueve meses mató a 405 personas, según la Secretaría de Salud.

 PERCEPCIÓN

Roberto López Franco, psicólogo y catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila (U A de C), explica que la violencia registrada en la Comarca Lagunera cambió radicalmente la forma de percibir la vida cotidiana, y la muerte.

"La muerte ya no sólo es por una enfermedad o un accidente. Ahora llega por una bala perdida, por una situación inesperada, por estar en el lugar y la hora equivocada", explica.

En fechas como el Día de Muertos, la gente toma conciencia de los crímenes y de la violencia diaria, pero también se da cuenta que ha relajado sus exigencias a los tres niveles de gobierno para una mayor seguridad.

López Franco explica que los jóvenes, en especial los universitarios, a diario se cuestionan si tiene sentido su esfuerzo porque ni siquiera están seguros de sobrevivir cuando salen a la calle.

"La gente percibe que no hay salida, que la muerte es inevitable. Siente que no hay quién los ayude en estos momentos a superar situaciones de riesgo y por lo tanto la convivencia con la muerte dejó de ser lúdica".

Desde hace años, la muerte se convirtió en un elemento de rutina, en una eterna acompañante, por eso el 2 de noviembre las personas creen que es momento de reflexionar qué hacer con sus vidas, pero también están agobiadas y entrampadas en una espiral de violencia.

"Esos sentimientos pesimistas generan una sensación de catástrofe porque efectivamente las calles se han vuelto inseguras, al igual que las casas y los negocios. Ni siquiera las funerarias ni los cementerios son seguras, ni las escuelas ni los paseos públicos".

En las personas hay una sensación de apatía y de culminación, en donde todo puede ser lo último que hagan, y en consecuencia ya no piensan en consolidar proyectos para el mañana ni en el futuro.

"Ahora lo único que piensan es en la sobrevivencia diaria, y esto provoca estados depresivos y de melancolía, angustia e incomodidad, mientras que el estrés se puede convertir en un trastorno psicológico con diferentes reacciones, ya sea comiendo mucho o dejando de hacerlo, o fumar o beber más".

La inseguridad y el miedo constante a la muerte, agudiza el sentimiento de que no tiene caso cuidar la salud, y menos hacer dieta, ejercicio, estudiar, porque las personas ni siquiera tienen la seguridad de sobrevivir a las balaceras.

 PARANOIA SOCIAL

El principal síntoma de una ciudad insegura es la desintegración y la paranoia social porque ahora cualquiera que circule por las calles de la ciudad está atento a los tripulantes de otros vehículos, incluso le temen a los semáforos en rojo.

"Antes la gente buscaba protegerse uno a otros, pero ahora es me tengo que cuidar y sálvese quien pueda".

Bajo estas condiciones, Roberto López Franco cree que los tres niveles de Gobierno están enfrentando las consecuencias del clima de inseguridad, pues está convencido que los hospitales no sólo se están llenando de personas heridas o muertas en balaceras, sino de gente que necesita medicamento para dormir o disminuir la ansiedad.

"El sistema de seguridad está colapsado y el de salud también lo hará, al igual que el educativo porque en los planteles ya se dieron cuenta que la violencia puede llegar hasta las aulas".

Antes, la percepción de la muerte era de que afectivamente le podía pasar a cualquier pero sobretodo a aquellas personas que vivían en los excesos, es decir, un sector mínimo de la población y claramente localizado, dice.

"Hace tiempo la muerte se convertía en una especie de juego el 1 y 2 de noviembre, pero en los últimos tres años la sensación de festividad ya desapareció en los panteones. Sigue habiendo mucha gente en los panteones pero ya no hay una sensación lúdica ni festiva, ni de ir a cuidar a los muertos porque el problema es que hoy puedes ser uno de ellos en cualquier momento".

No hay nada qué celebrar ni recordar porque la vida de todos constantemente está en riesgo, señala el psicólogo, quien agrega que lo lúdico y la festividad de la muerte prevalecerá solo en los grupos étnicos de México, y en otros sectores muy particulares.

"Pero en ciudades como Torreón la convivencia con los muerte es cada vez más pesimista e intranquila, y esto no da la posibilidad de divertirse con ella".

 TRADICIÓN

José Alfredo Morales Pérez, sociólogo y catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas, explica que la tradición del Día de Muertos es un fenómeno sociocultural que, al igual que otros, cambia por su propia naturaleza.

Debido a la violencia, esta tradición ha cambiado por la violencia pero en lo espiritual permanece, dice.

"Ahora los rezos son a ciertas horas del día, e incluso los sepelios son rápidos, no sólo por la inseguridad sino también por el factor económico".

El catedrático explica que antes la muerte significaba que nuestros difuntos se habían ido a descansar al camposanto, y en la actualidad la gente tiene miedo de acudir a estos lugares.

Ahora a las personas no les queda más que transitar a diario por esta vida acompañadas de la muerte.

Una realidad diaria

Mary Carmen Espada Iglesias, directora del Centro de Tanatología del Hospital Universitario, considera que la violencia e inseguridad han cambiado a todos los mexicanos, pues ahora ven a la muerte como una realidad diaria.

Sin embargo, este clima de violencia también ha provocado mayor unión entre los mexicanos porque a todos les duele la violencia, la muerte de víctimas inocentes y el sufrimiento de los deudos.

"Como miembros de una sociedad, también nos duele lo que le sucede a nuestro prójimo. Ahora más que nunca la gente quiere ayudar a los demás, aquí al Centro de Tanatología vienen muchas personas interesadas en apoyar a quienes han perdido a sus seres queridos a consecuencia de la violencia".

Mary Carmen Espada no cree que ante mayor número de muertes, mayor será la indiferencia, "tal vez al principio la gente no quería reconocer la violencia, la negaba, pensaba que sólo afectaba a unos cuantos, a cierta gente, pero la negación es un proceso lógico y ahora está consciente que es una realidad diaria".

Aunque la violencia sea cotidiana, a todos les duele esta realidad de vida. "Ahora la meta de muchas personas es ayudar al prójimo a superar esta situación porque saben que muchas familias han sido tocadas por la violencia, de una manera u otra".

Homicidios

La muerte en cifras:

⇒ El homicidio doloso se ha convertido en la principal causa de muerte en la ciudad de Torreón.

⇒ Entre enero y septiembre de 2011, 529 personas murieron asesinadas, 124 más que las víctimas de enfermedades cardiovasculares, el padecimiento más letal que en los primeros nueve meses mató a 405 personas.

Violencia.  La inseguridad ha provocado una sensación constante de miedo a la muerte.

Violencia. La inseguridad ha provocado una sensación constante de miedo a la muerte.

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