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Cuando se pierde la razón de vivir

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EL UNIVERSAL

Entre 1970 y 2007, el suicidio registró en México un aumento de 275%. Desde entonces la tendencia es considerable en personas de 15 a 29 años y es ese mismo grupo el que más piensa en quitarse la vida, de acuerdo con un estudio publicado por Guilherme Luiz Guimaraes Borges, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco. Con base en proyecciones de especialistas, la muerte autoinfligida se habría triplicado en las últimas cuatro décadas.

Estadísticas manejadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre 2005 y 2009 el sureste mexicano tiene la mayor proporción de suicidios que hay en México. Quintana Roo está a la punta de las entidades, con 11.5 casos por cada 100 mil habitantes. Le siguen, en orden descendente, Yucatán, con 11.3; Campeche, con 10.4, y Tabasco, con 8.7.

Los adolescentes engrosan también las estadísticas de suicidio en Nuevo León, que de 2008 a 2010 registró un aumento de más de un punto porcentual, al pasar de 3.9 a 5.0 por cada 100 mil habitantes. La entidad, una de las tres más ricas del país, es socialmente distinta a la zona maya, pero allí la racha suicida ataca también a los más jóvenes.

En el último lustro, Guanajuato registró uno de los incrementos más notables de suicidios del país. Las estadísticas del Inegi lo colocan en el número siete de entidades con mayor nivel de muertes por esa causa.

Rosa Elda Villalobos, encargada del área de salud mental en el estado, asegura que "el rango de edad de 9 a 14 y de 15 a 19 años, definitivamente va en aumento en el número de casos".

Señala que el consumo de drogas y alcohol es uno de los factores que alienta este repunte, de allí que el gobierno local haya emprendido desde 2007 un esfuerzo para contrarrestar el suicidio, que se duplicó en cinco años, de acuerdo con sus propias mediciones. De 2006 a 2007 la tasa creció de 3.7 a 6.03 por cada 100 mil habitantes. Algunos investigadores han realizado estudios para determinar las causas del problema y en términos generales concluyen que además de la relación por el consumo de drogas y alcohol, los suicidios obedecen a la ausencia de objetivos de vida.

La gráfica que maniobra Rosa Elda Villalobos muestra una creciente actividad de suicidios de jóvenes menores de 20 años entre 2009 y 2010.

Sobre el papel blanco, los indicadores que tiene la encargada del área de Salud Mental en el estado, aparecen como riscos multicolores de los que sobresale el amarillo del año reciente. "El rango de edad de 9 a 14 y de 15 a 19 años, definitivamente va en incremento en el número de casos", dice mientras el auto se desliza a mitad de una zona de montañas entre Guanajuato y Dolores Hidalgo, donde ese mediodía la esposa del presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, inauguró un centro Nueva Vida, destinado a muchachos con problemas de adicción.

El consumo de drogas y alcohol es uno de los factores que alienta este repunte, señala Villalobos. De allí que el Gobierno local haya emprendido desde 2007 un esfuerzo para contrarrestar el suicidio, que se duplicó en cinco años, de acuerdo con sus propias mediciones. Tan sólo de 2006 a 2007 la tasa creció de 3.7 a 6.03 por cada 100 mil habitantes.

Las autoridades iniciaron entonces un programa integral para hacerle frente al fenómeno, acrecentando en cuatro el número de psicólogos y centros de atención para tratar casos de ansiedad, depresión y adicciones.

Pese a ello, los adolescentes engrosaron la estadística con una de cada cuatro muertes autoinfligidas en ese período.

Los números pueden resultar preocupantes, leídos así nomás, dice la funcionaria. Lo que ella piensa es que hasta antes de 2007 se tenía un subregistro de casos. "No sabemos en verdad qué tanto se estaba contabilizando en las estadísticas del estado", refiere. Pero desde 1995 la Organización Panamericana de la Salud y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) identificaron el creciente número de jóvenes que deciden quitarse la vida, no sólo en esa entidad, sino en el resto del país. Con esa base de datos, algunos investigadores han emprendido estudios para determinar las causas del problema.

En términos generales, concluyen que además de la relación por el consumo de drogas y alcohol, los suicidios obedecen a la ausencia de objetivos de vida.

Patricia Cerda es investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León y por ocho años ha centrado sus trabajos de campo en el análisis de la violencia, sobre todo en el suicidio.

Antes de 2008 la muerte por suicidio en el estado era superior a la tasa de homicidios. Desde entonces, sin embargo, el repunte de violencia disparó los asesinatos y eso influyó en el ánimo colectivo.

La desesperanza, la mala economía y el paulatino aumento del consumo de drogas impactaron los niveles de angustia y depresión que han motivado la ideación suicida, los intentos por quitarse la vida y consecuentemente la muerte autoinfligida, afirma la investigadora.

"Cuando analizamos los casos por rango de edad, vemos que se ha potencializado mucho el suicidio entre la gente joven, que va de los 15 a los 35 años. Y en este rango se incluyen sobre todo aquellos individuos de las clases medias y altas", dice. "La violencia que estamos viviendo causa aspectos depresivos y aspectos de estrés que tienen qué ser abordados con urgencia".

 CAMBIO EN LA ESTRUCTURA FAMILIAR

Lo que sucede en el país es una transformación del orden social que debe ser tomada en consideración para analizar el fenómeno, explica Guilherme Luiz Guimaraes Borges, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco. Es posible que la violencia social en varias regiones influya en el desánimo o depresión de los individuos y que eso los lleve a la idea de quitarse la vida, a intentar lo o consumar el acto. Pero lo que es definitivo para explicar las causas es el resquebrajamiento del modelo social prevaleciente hasta hace relativamente poco.

"Lo que quiero decir con esto es que aunque el desempleo o la violencia pueda afectar la tasa del suicidio en lo inmediato, hay algo más en el fondo, y eso son los cambios sustanciales en la población mexicana, la forma en como esta población vive y muere a través de los años. Por ejemplo, algo que hemos enfatizado respecto al suicidio, es el cambio en la estructura familiar", explica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió en 2000 un estudio en países con población superior a los 100 millones de habitantes para analizar los "cambios en los índices de suicidio según grupos de edad" en intervalos de tiempo específico. Allí afirma que México es el país con el porcentaje más alto de incremento (más de 61.9% entre 1981 y 1995), por encima de la India, Brasil y la Federación Rusa.

 UN MODELO EXITOSO PARA BAJAR INCIDENCIA

Las autoridades de Tabasco emprendieron un esfuerzo para disminuir la incidencia. Los resultados en tres años, aunque modestos, han sido constantes, dice Alejandro Madrigal, el responsable de salud mental en el estado.

El modelo emprendido en Tabasco fue importado a Guanajuato. Desde 2007 aumentaron la plantilla de psicólogos, de 40 a 200 y los distribuyeron en 70 unidades médicas y nueve centros de atención para adictos. Rosa Elda Villalobos, encargada de salud mental de la entidad afirma que el programa ha dado resultados, si bien el número de adolescentes y jóvenes suicidas crece.

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