Inicia la Cuaresma. El papa Benedicto XVI (izda) recibe la ceniza de manos del cardenal Jozef Tomko (c). NOTIMEX
El Papa Benedicto XVI recibió ayer la ceniza, en tradicional símbolo católico, durante una misa en la basílica romana de Santa Sabina con la cual inauguró formalmente las celebraciones de la Cuaresma.
La tarde de ayer miércoles el Pontífice encabezó una procesión desde la iglesia de San Anselmo hasta Santa Sabina, donde presidió la Eucaristía acompañado por cardenales, obispos, religiosos y algunos fieles. Durante la homilía de la misa el Pontífice recordó que generalmente, en la opinión pública, la Cuaresma corre el riesgo de tener la connotación de la tristeza, del gris de la vida mientras es un 'tiempo precioso' para los cristianos. Este período permite a fieles ofrecer el testimonio de la fe vivida en un mundo de dificultades, que tiene necesidad de retornar a Dios, que tiene urgencia de conversión, apuntó.
El obispo de Roma reconoció que las actividades como la limosna, la oración y el ayuno, tres obras de piedad previstas por la ley de Moisés, con el pasar del tiempo han sido cubiertas por el 'óxido del formalismo exterior' o incluso mutaron en un 'signo de superioridad'.
Agregó que estos actos a veces generan la tentación de ser estimados y admirados, como ocurre a veces cuando se cumple una buena acción.
'Pero Jesús no pide un respeto formal a una ley extraña al hombre, impuesta por un legislador severo como una losa pesada, sino que invita a redescubrir estas tres obras de piedad viviéndolas en modo más profundo, no por amor propio, sino por amor a Dios', sostuvo.
