Para las comunidades científicas interesadas en el estudio de la biodiversidad y los organismos ambientalistas preocupados por la protección y cuidado de este recurso natural, Cuatrociénegas es considerado la joya de la conservación en el Desierto Chihuahuense. Lugar emblemático por sus valores biológicos que alberga un listado importante de especies, destacado no sólo por el número de ellas sino por aquellas que son únicas del sitio (endemismos), algunas de las cuales están asociadas al origen de la vida.
Es un valle rodeado de montañas ubicadas en una orilla de la Sierra Madre Oriental, a una altura (735 msnm) y precipitación (191 mm) debajo de la Comarca Lagunera, que al llover el agua penetra en el interior de las montañas formando canales que al chocar con las rocas de la base de la cuenca emerge en manantiales, creando pozos que se expanden por la erosión. El aislamiento en que se encuentra este valle es un factor que ha favorecido la presencia de especies endémicas, particularmente una fauna acuática que se ha adaptado milenariamente a este ambiente.
La disponibilidad de agua constituye el soporte de tales formas de vida, y al ser escasa como sucede en estas zonas desérticas, resulta clave la manera en que se maneje este recurso. Al parecer esto ocurre desde el Siglo XVI cuando se canalizó para usos antrópicos, sin embargo, ese uso se ha intensificado desde fines del siglo pasado a la par de multiplicar las actividades productivas en dicho valle y los otros aledaños al mismo, afectando los ecosistemas y la biodiversidad ahí existente.
Es por ello que, considerando sus valores biológicos y ante la amenaza que significan las actividades humanas, Cuatrociénegas fue declarado un espacio protegido federal, condición que al parecer no ha sido suficiente para frenar el deterioro del área.
Los esfuerzos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), entidad federal que actualmente la administra, los previos a ésta emprendidos por académicos y organismos conservacionistas como Profauna, Pronatura y The Nature Conservancy, por mencionar a quienes han estado presentes durante mucho tiempo realizando estudios o gestiones para conocerla y protegerla, chocan con la negligencia o falta de interés de la Comisión Nacional del Agua y los intereses de grupos que se benefician con la forma en que actualmente se usa este recurso.
Tal parece que la joya de la conservación del Desierto Chihuahuense se está convirtiendo en un escenario en el que puede fracasar el intento de hacer compatible el cuidado de la naturaleza en un espacio de elevados valores ambientales con la presencia humana debido al impacto negativo que tienen sus actividades en este lugar, y con ello, también fracasaría la política ambiental en materia de conservación de la biodiversidad, situación que ya evidencia la falta de coordinación o la realización de funciones incompatibles entre diversas entidades de gobierno, donde unos apoyan la conservación y a otros no parece interesarles ésta.
Tal vacío de gestión gubernamental obliga a que se defina claramente la vocación productiva del área de manera compatible con su conservación, donde sobra la producción intensiva y excesiva de forrajes que algunas empresas agropecuarias que se han adueñado de terrenos y usufructúan concesiones de agua, vinculadas a los consorcios lácteos, debe limitarse o de plano prohibirse su presencia en la zona por su actitud depredadora, y en el caso de los pequeños productores regularse los aprovechamientos a la disponibilidad del recurso y alternando otras opciones productivas.