Los Mavs no dejan de sorprender en esta postemporada. Perdían anoche por nueve puntos en el último periodo y de nuevo le dieron la vuelta. (AP)
DALLAS, Texas.- Otro milagro texano. Los Mavs no dejan de sorprender en esta postemporada. Perdían anoche por nueve puntos en el último periodo y de nuevo le dieron la vuelta.
Dallas derrotó con un dramático 86-83 al Heat de Miami, por lo que ahora la final de la NBA está empatada 2-2.
El quinto juego será hoy de nuevo en el America Airlines Center, que ayer tuvo de pie a los aficionados por varios minutos hasta la última jugada.
Dirk Nowitzki, quien terminó con 21 puntos, estuvo dormido y errático en los primeros tres cuartos, pero en los últimos 12 minutos despertó.
El alemán metió 10 tantos en el cuarto final, incluida una colada sobre la marca de Udonis Haslem para colocar a los Mavs 84-81 con 14.9 segundos en el reloj.
Después vino una clavada de Dwyane Wade para acercar al Heat con nueve segundos, y en respuesta el reserva Jason Terry, quien finalizó con 17 tantos, metió dos libres con 6.7 segundos para de nuevo ampliar la ventaja a tres.
Los visitantes buscaban mandar a tiempo extra. Mike Miller sacó el balón y Wade casi la pierde; tuvo que aventarse para salvar la posesión y regresárselo a Miller, quien intentó un triple disparatado.
"Lo hicimos, ganamos y jugamos todos como equipo, así teníamos que jugar, ahora todo está parejo", dijo Terry.
Pero lo increíble comenzó minutos antes, cuando el Heat se puso arriba 74-65 con 10:12 por jugar.
El coach Rick Carlisle pidió tiempo fuera y acomodó sus piezas. Ya sabían lo que era montar un milagro en la final. En el segundo juego, en Miami, lograron quitarse una desventaja de 15 puntos con poco más de seis minutos.
Una de las claves para sofocar a Miami fue la pobre producción ofensiva de LeBron James, con sólo ocho tantos. Wade agregó 32 y Chris Bosh sumó 24.
APOYA LA AFICIÓN TEXANA
Había optimismo y fe en el ambiente texano. Los aficionados de los Mavs apoyaron anoche a más no poder con tal de que su equipo lograra empatar la final de la NBA ante el Heat de Miami, pues sabían que irse con una desventaja de 3-1 era letal.
"Es la final, es el partido clave, es el partido, el único, no hay más", dijo Roger, quien acudió al partido acompañado de su novia. La pareja también estuvo en el juego 3 y no salieron muy contentos con el resultado.
Cierto, había mucha euforia por tratar de emparejar, pero también hubo el aficionado realista.
"No estamos jugando bien, no están apoyando todos y no puedes hacer eso contra un equipo con tres estrellas, te liquidan, para ganar deben jugar todos, y además venir no es económico", puntualizó un aficionado que desembolsó mil 500 dólares para ver a sus Mavs en una de las secciones altas del inmueble.