Pasado mañana cumple tres meses de vida.
Es una niña preciosa, diferente, muy vivaracha. Es la menor por ahora de toda nuestra familia, y la que ha venido a traernos alegría, unidad y armonía. Ya habíamos escrito de ella cuando disfrutábamos de unos días de descanso por las hermosas playas del Pacífico.
Al entrar su mamá a la aguas azules del mar, como que la pequeña, que todavía estaba guardada en el claustro materno, se mostró inquieta, muy intranquila pateando el vientre de la madre.
Y antes de la fecha en que estaba anunciada su presentación en este mundo, que sería en los primeros días de Diciembre, no aguantó más y exigió salir ya a conocer este mundo, exactamente al partirse en dos el mes de Noviembre, y unirse así al gran número de seres queridos que tenemos en la familia y que nacieron en Noviembre, empezando con nuestro primer hijo, suceso que ocurrió cuando radicábamos en la Ciudad de México.
La Nicoletita es una bebita hermosa que nos ha convertido otra vez en improvisados poetas y cantaores, a la que le hemos dedicado ya algunos versos y sus canciones, como las tuvieron nuestros hijos en su niñez.
Tiene los ojos hermosos que parecen dos luceros, son ellos par de ventanas desde donde miro al cielo. Y es que hay que verla cómo nos mira a todos los que nos ponemos frente a ella. Con mucha atención nos analiza, nos estudia y si somos de su agrado nos dedica la más bella sonrisa que hay hoy en el mundo entero. Sino, se voltea majestuosamente hacia otro lado y adiós.
Qué bueno que le hemos caído bien y somos de sus preferidos. Y es que antes de llegar a ella le hablamos, le cantamos y como que se pone inquieta, buscándonos.
Que el Señor nos la cuide siempre, la esperamos tanto, con tantos sueños y con tantas ilusiones, que hoy que la tenemos a nuestro lado la consideramos como otro hermoso sueño hecho realidad.
Se le ve sana, llena de vida, bonita como la que más.
