A veces dejamos por ahí trabajos que nunca terminamos.
Por diferentes motivos, vamos dejando abandonadas tareas que no cumplimos por diferentes causas.
Viendo nuestra libreta de apuntes y pendientes nos encontramos con el nombre de nuestro inolvidable amigo, ya desaparecido, el Dr. Manuel Medina.
Tenía su consultorio por la Avenida Matamoros, fue director de la Escuela de Medicina, un investigador nato y un amante de la naturaleza.
Recordamos algunos de los viajes que con él realizamos por la Zona del Silencio y mientras en su vehículo recorríamos kilómetros y kilómetros nos iba platicando sus muchas aventuras, y en uno de esos viajes sacó su libreta de pendientes y nos dijo textualmente. Aquí están anotadas muchas cosas que he ido dejando para después, y me gustaría que me acompañara en varias tareas pendientes.
Dándole vuelta a su libreta se detuvo en una página y nos dijo:
Como que fuera un día conmigo a las Islas Revillagigedo por las que junto con otros mexicanos, inquietos como yo, luchamos alguna vez, para que quedaran incorporadas a territorio mexicano.
Luego, tomándose una pierna, con la que siempre cojeaba un poco nos dijo. En una de esas islas me traje un recuerdo para el resto de mis días, pues al caer me clavé una espina de maguey que nunca pudieron extraerme.
Después dijo: Me falta delimitar la Zona del Silencio, decir sobre un mapa que abarca de acá hasta acá, pues conozco muy bien estas tierras y con Harry de la Peña he hecho muchos viajes para irla delimitando. Hay que tomar en cuenta -continuó- que viví por estas partes y desde entonces me fascinaron los muchos fenómenos que aquí se registran, especialmente con la caída de tanto meteorito.
Y entre las cosas más importantes, -añadió- me falta terminar el estudio de los efectos nocivos que causan las tolvaneras laguneras, dada la cantidad de excremento humano y de animal que hay en sus alrededores.
Después de aquel viaje, varias veces fuimos a su consultorio y a su casa donde insistía en que le recordáramos a la gente de estudio, a la que le gusta investigar, terminara lo que él había iniciado, y que ya en aquel tiempo causaba alergias y daños a la salud.
Ojalá un día la misma Escuela de Medicina diga lo conducente, en relación con las tolvaneras de La Laguna.
