Y a primera vista.
Así nos ocurrió cuando de niños conocimos esta hermosa tierra.
Fue algo indescifrable, como si lo hubiéramos esperado desde siempre.
Aquí hemos encontrado la verdadera esencia de nuestro existir.
Uniéndonos en muchas tareas en pro de la familia, y de la comunidad.
A los pocos días ya estábamos ayudando en la Plaza de Armas a conseguir donativos para comprar vacuna Salk, una tarea que promovió y organizó este Diario para combatir a la terrible poliomielitis que tanto daño causaba en la niñez.
Después, uno de nuestros primeros escritos fue pidiendo apoyo para muchos que andan por nuestras calles casi arrastrándose por no tener sillas de ruedas.
Nos costaron las críticas de otros pero nada nos detenía.
Así nos fuimos involucrando en una y otra tarea, porque había muchas cosas por hacer.
Así que más nos fuimos encariñando con esta tierra que la consideramos también nuestra, porque nos ha robado el corazón y el entusiasmo por ser útiles.
Y no somos los únicos en este quehacer, hay muchísimos que vinieron de otras tierras y se quedaron aquí para siempre, uniéndose en el trabajo para conseguir mejoras.
El pasado febrero, un tren siberiano que por aquí pasó la dejó desnuda, sin follaje en sus árboles, y lo mismo pasó en paseos que en nuestras mismas casas. No recordamos algo igual, y sin embargo, uniendo codo por codo ahí vamos devolviéndole poco a poco su esplendor.
Nada nos vence, porque hay un gran cariño por este suelo semidesértico que tiene récord de poseer árboles y flores plantados por el mismo ser humano.
Hay mucho por hacer, y tiene que ser el entusiasmo y el cariño de los que aquí vivimos los que tenemos la tarea de devolverle el espledor que tuvo antaño, para que sea "el sahngri la", o sea el paraíso de los que la habitamos, como regresarle la vida a sus paseos como la Morelos y las plazas, ya se empezó con la calzada Colón y ha sido todo un éxito, así que adelante.