El amor
La amistad.
Nunca estaremos a destiempo para tratar ambos temas.
El del sentimiento, puro, noble, generoso del amor.
Y el de la amistad, la verdadera, la que proyecta la sombra protectora del ser humano hacia otros de su especie.
Hay quienes gustan de la guerra, y tienen en su mente el deseo de vencer a los demás.
Pero también los hay, y en gran cantidad, que viven entregados a tratar de comprender y apoyar a sus semejantes.
A usted, ¿qué papel le gusta?
A nosotros nos han fascinado los conciliadores, los amantes de la paz, así que cuando conocimos la vida de Mahatma Gandhi, pudimos apreciar el perfil de uno de los grandes humanistas de la historia, y quien con su rechazo a la violencia doblegó a un imperio.
Cuando estuvimos, hace un año, en Sudáfrica, en la hermosa ciudad de Johannesburgo, conocimos de la estancia en ese lugar de Gandhi, contratado como abogado para resolver cuestiones jurídicas, dejando una estela muy impregnada del humanismo que lo caracterizó y que después serviría a gente como Nelson Mandela para buscar la libertad de su pueblo, dentro de las vías de la conciliación, algo difícil en cualquier parte.
Un conciliador es un ser de vivir sereno, de habla pausada, de gesto noble y gran capacidad para escuchar.
Irradia amor, y regala amistad.
Busca la solución de los problemas por las vías adecuadas, evitando enfrentamientos y tragedias.
Los conciliadores son seres libres, que viven sin presiones.
De ellos hacen falta en las escuelas, en los centros de trabajo y en los hogares.
Para ellos nuestro reconocimiento y gratitud.
Por: Lic. Miguel Ángel Ruelas