Los seres perfectos.
¿Cómo son?
¿Quién los ha visto?
¿Qué comen, y qué hacen?
Son morenos, blancos, altos, gordos, cómo son?
Los hemos buscado desde que tenemos uso de razón y nunca los hemos encontrado.
¿Usted, que nos lee, ¿ha tenido mejor suerte?
Si así es, escríbanos a nuestro correo: mruelas@elsiglodetorreon.com.mx porque tenemos muchos deseos de conocerlos, de saber que existen.
Cierta ocasión, se acercaba Navidad y fuimos a visitar al padre Manuelito García. Tenía su habitación junto a la iglesia que construyó junto a lo que fue la estación de los ferrocarriles, aquí en Torreón.
Estaba ya enfermito y con su alegría de siempre nos recibió, y nos ofreció una taza de café con sus galletitas.
¿Qué andas haciendo Miguelito? Nos preguntó.
Y con aquel gusto que nos daba tratarlo le contestamos: Venimos a traerle este regalito, ahora que se acerca la llegada del Niño Dios, como reconocimiento a un hombre santo.
Rio al tomar el presente, y nos dijo con esa calma que tenía para todo, para orar, para escuchar, para hablar desde el altar:
No, Miguelito, los hombres santos no existen, sólo El Señor lo fue, los demás lo intentan, pero sólo eso. No hay seres perfectos ni siquiera entre nosotros los sacerdotes. Tenemos también nuestras fallas, nuestros defectos.
Más nos impactaron sus palabras, viniendo de él, un hombre bueno, generoso, que no tenía nada de él, pues todo lo que recibía lo repartía entre los que tienen hambre y les falta cobijo.
Entonces, ¿habrá en este mundo seres perfectos, que sean ejemplo universal?
Nunca los hemos visto, pero a la mejor usted ha corrido con mejor suerte.