¿Cómo era este Diario en 1951?
Esto nos preguntan a veces algunos de los compañeros que hoy tenemos en la Redacción de El Siglo.
Y es que el 13 de diciembre de ese año pisamos por vez primera esta casa.
Ese día don Alfonso Esparza, que era el gerente y quien nos aceptó como aprendices del Departamento de Fotograbado no estaba de muy buen humor.
La noche anterior hubo problemas en la Escuela del Centenario, donde se jugaba el mejor basquetbol de la región, y donde no hubo partidos porque no se presentaron árbitros ni encargados de las mesas de anotación.
Pero después de pedirnos nunca faltar, ser puntuales, responsables y honrados, nos permitió el ingreso a la que sería nuestra casa por muchos, muchísimos años, y lo sigue siendo a Dios gracias.
El edificio era pequeño, a la entrada por la derecha estaban las oficinas de anuncios, contabilidad, subscripciones y demás. Al centro el gran pasillo con su reja de fierro, y a la izquierda los talleres de linotipos, formación y al fondo la prensa.
Atrás de las oficinas administrativas estaba la Redacción, y atrás de ella el Taller de Fotograbado donde iniciamos nuestras tareas sigleras, acompañados por el jefe Antonio Parra Ruelas, José Guillén y Eulogio Acosta. Todos ya se fueron de esta vida.
En la Redacción, el jefe era Enrique Mesta, en Linotipos, Carlos Garza, en Formación, Tomás Presa, que era además el secretario general del Sindicato, y en Prensa, Miguel Núñez.
Nuestro primer quehacer fue tener limpio el lugar, por ello decían pertenecíamos al sector de intendencia.
Al recorrer el edificio quedamos encantados con todo lo que había. Cada sección tenía su encanto. Nos parecía una gran escuela donde se podían aprender muchas cosas. Era nuestra primera universidad, a pesar de que nos faltaba terminar el sexto año de primaria, lo que ocurrió después en la Escuela del Centenario.
Hay muchas cosas interesantes que contar y ojalá lo podamos hacer ahora que se acercan los primeros 90 años de El Siglo de Torreón.
