Apoyo. Elba Carolina Hernández, sicóloga de la Asociación Padres y Compadres, junto con su hermana de Any, quien padece parálisis cerebral.
Una desgracia convirtió a Rita Correa en una luchadora social. Hace 22 años la menor de sus tres hijos tuvo un accidente en una alberca, que le dejó daño cerebral. "El amor a mi pequeña me impulsó ha tocar mil puertas en busca de darle una vida de calidad y me llevó a crear el Patronato de la Asociación de Padres y Compadres, donde se ofrecen alternativas para esta enfermedad", comenta.
Rita, quien rebasa los 50 años de edad y tiene una energía como una joven, recuerda que hasta 1990, antes del infortunio, su vida era como la de cualquier ama de casa; atendía a sus hijos de nueve, ocho y cinco años de edad y hacía las labores de la casa. "Cuando me entregaron a mi niña, no sabía cómo ayudarla, entonces comencé un peregrinar que me llevó a la ciudad de México. Ahí conocí al neurólogo Saúl Barroso, quien me orientó y dijo que era necesario dar rehabilitación a la pequeña, para que encontrara estimulación y avance".
De regreso a Mazatlán, Sinaloa, se dio a la tarea de buscar médicos y lugares para rehabilitar a su hija. "En el camino me encontré con otras madres, Silvia y Ana, que estaban en la misma situación. El dolor y necesidad nos hermanó; juntas comenzamos a tocar puertas y en 1993 logramos fundar el Patronato de la Asociación de Padres y Compadres".
"Tomamos varios cursos donde adquirimos conocimientos teóricos y destrezas prácticas para ayudar a nuestros enfermos. En éstos, aprendimos el papel de las madres de niños con discapacidad", señala Rita.
Y reitera, "con la capacitación, nos dimos cuenta que las madres debemos ser las primeras rehabilitadoras de los hijos y ayudarlos a tener una mejor calidad de vida".
Desde entonces, las tres mujeres buscan para sus hijos con lesión cerebral y para los familiares de personas en las mismas circunstancias que se acercan pidiendo ayuda, nuevas alternativas en rehabilitación, así como estimular las neuronas que están vivas.
El fin del patronato es la rehabilitación, integración social y apoyo tanto de personas afectadas por daño cerebral sin recursos económicos como de sus familiares, fomentando su independencia personal, su autoestima y mejorar su calidad de vida.
La parálisis cerebral es un daño ocasionado por falta de oxígeno al cerebro, que mata neuronas.
Rita, madre de tres hijos, esposa, ama de casa y luchadora social, dice que no cambia esta vida que le tocó, al contrario se aferra más a ella. "Tengo claro que mi compromiso es con mi hija y la asociación".
ATENCIÓN DE CALIDAD
El Patronato de la Asociación de Padres y Compadres ofrece un trabajo de rehabilitación integral que comprende estimulación temprana, terapia física, apoyo sicológico, estimulación multisensorial, equinoterapia, hidroterapia, electro estimulación, terapia de lenguaje y mecanoterapia.
Cuenta con personal capacitado y están al día en las nuevas técnicas de rehabilitación. Entre las terapias que ofrecen destaca la equinoterapia, que es un tratamiento seudocientífico que utiliza caballos como medio de transmisión y es una técnica usada en problemas motores, que ayuda a normalizar el tono muscular y la postura.
Para Rita cada día es la oportunidad de aprender y buscar recursos, para dar. "Siempre ando en busca de apoyo para esta casa de asistencia, que atiende a 70 personas, desde bebés hasta adultos. La rehabilitación es cara y hay que pagar el mantenimiento de las instalaciones, del personal y también dar comida. El dinero no es suficiente, por eso las madres se adentran en la tareas para dar terapia, para ello se capacitan y aprenden como estimular a sus hijos".
A los familiares de los pacientes se les pide una aportación económica que no supera los 150 pesos a la semana, ya que cuentan con un subsidio como guardería.
Además, buscan apoyos por parte del Nacional Monte de Piedad, tiendas departamentales y, en general, de la iniciativa privada.
Los padres realizan y participan de manera activa en eventos como bazares, quermés, todo encaminado a sacar dinero para que la casa siga operando día con día.
Cada que puede Rita Correa dice que no cambia esta vida que le tocó, si para esto nació, así seguirá y el motor para vivir son sus hijos, que le comprenden y apoyan en esta noble tarea de ayudar sin afán de lucro.
Para subsistir, también ofrecen varios servicios, entre lavandería y costura, con lo que ayudan al mantenimiento de este centro de rehabilitación que se ubica en la calle Mangos, en ampliación Vistas del Mar, en el lado norte de la ciudad de Mazatlán. Cuentan con un café internet. En estos negocios se autoemplean algunas madres de familia que tienen a sus hijos en terapia física.
Además, trabajan con el apoyo de estudiantes del servicio social y personal especializado, quienes de lunes a viernes acuden a apoyar en la medida de sus posibilidades.
Otra forma de ayudarles es llevarlos a paseos a visitar el acuario, ir al campo, a la playa, "todo para que puedan estar en contacto con el medio ambiente, porque eso los estimula para bien", señaló Rita Correa,