De Nosferatu a Cullen
Aterradores, monstruosos, elegantes, idolatrados, odiados… y presentes en el folclor de la mayoría de las culturas. Así son los vampiros. Desde el inicio del mito hasta nuestros días su imagen ha cambiado considerablemente, así como las características que se les atribuyen.
¿Qué tienen en común Lilith, Drácula, Lestat o Edward Cullen? Urbana te presenta un recorrido por la mitología de estos misteriosos seres, desde la antigüedad hasta la era actual.
EL TERROR DE LOS ANTEPASADOS…
Desde Oriente, por Europa y hasta América existe el mito del vampiro, aquel ser que se alimenta de la “esencia vital” de una persona. Esta esencia se relacionó con la sangre humana, pues cuando esta se presentaba fuera del cuerpo presagiaba obvios problemas para el afectado.
En la Edad Antigua es cuando comienza el mito de una criatura nocturna, que caza y provoca enfermedades. La falta de iluminación nocturna, el desconocimiento de la medicina y el temor a pasar de cazador a presa forjaron el mito.
El vampiro masculino usualmente era un demonio o deidad problemática; por su lado, la vampiresa primitiva era la imagen de una mujer que pierde sus hijos y es peligrosa para los infantes.
En esta época los vampiros más que fascinación, causaban temor. Sólo los practicantes de magia negra tenían contacto con ellos, pues eran sumamente peligrosos. Otra característica es que, a diferencia del vampiro actual, no eran humanos sino deidades.
En Medio Oriente se creyó en los Utukku, que causaban pestes; o en Sejmet, la furiosa hija del dios egipcio Ra. Los judíos hablaban de Lilith, ex esposa de Adán que, por no someterse a su marido dejó el paraíso. Se creía que atacaba a niños no circundados y seducía a los hombres para beber su sangre. Actualmente es famosa entre círculos góticos como la Madre de los vampiros.
Los chinos también tenían su versión del vampiro, pero fusionada con la del zombie: un no-muerto ciego, torpe pero letal. Si un “Jian shi”, como se llamaban, mordía a un humano éste pasaba a ser otro demonio.
Los Aztecas creían en Cihuateteo, almas de mujeres muertas durante el parto. Pero ellas no eran temidas sino veneradas como “caídas en guerra”. Aún así rondaban caminos llorando por sus hijos y raptando a recién nacidos. De ahí proviene la leyenda de la Llorona.
Camazotz era el vampiro Maya, un murciélago con rasgos humanos. Ésta deidad igualmente podía quitar la vida o salvarla de una enfermedad. Tenía este poder ya que era el guardián de Xilbalbá, el reino de la enfermedad y la muerte.
Hera, la esposa de Zeus, provocó el vampirismo en Europa según el mito. Cuando su marido le fue infiel con Lamia, la soberana se vengó convirtiendo a la joven en un monstruo que mataba niños y bebía su sangre.
Definitivamente estos vampiros estaban muy lejos de la imagen actual. Eran terribles y, a excepción de las vampiresas seductoras, el mito no menciona un aspecto físico agraciado.
Era entendible que la gente de aquel tiempo condenara a crueles castigos a sospechosos de vampirismo, pues causaban muchos estragos según las leyendas. Pero los Francos, habitantes de lo que hoy es Francia resultaron más modernos: aplicaron multas monetarias. Si alguien era encontrado culpable de ser un vampiro, debía pagar 8 mil “deniers” como castigo. Al parecer les resultó más redituable cobrar multas por vampirismo que cazarlos ¡Qué listos!
LA EDAD DE LOS MITOS
Aunque la leyenda es antigua, la imagen clásica del vampiro no es primitiva. Más bien se le relaciona con suntuosos trajes, castillos y cortes imperiales.
Imagina una ciudad rodeada por muros y dominada por un enorme castillo. Los aldeanos cuentan historias supersticiosas y venden remedios contra embrujos. Los nobles viven prácticamente encerrados en sus castillos y siempre buscan las técnicas más cruentas para ganar guerras, maldecir a sus enemigos o vivir eternamente.
Es la época en que los alquimistas buscan la piedra filosofal y los religiosos guardan celosamente secretos científicos en sus monasterios. Así es, hablamos de la Edad Media.
Durante este periodo de la historia todo fenómeno tenía una explicación religiosa o sobrenatural. Enfermedades y comportamientos extraños fueron atribuidos al vampirismo. Pero en lugar de considerarlo una debilidad, los nobles buscaron en las prácticas vampíricas beneficios como la inmortalidad, la victoria bélica o la belleza eterna.
La imagen del vampiro en este tiempo es la de un humano pecador. Un noble, un hechicero o un comerciante ambicioso que había hecho un pacto con el diablo. La persona “inmoral” intercambiaba con el demonio su alma por poderes sobrehumanos, como gran fuerza, conocimiento e inmortalidad. Pero el costo era alto: como un ser maldito, no podía salir a la luz del día, ni acercarse a lugares sagrados o siquiera ver un crucifijo.
Uno de los chupasangres más famosos tiene su origen en esta época. Vlad Tepes fue el personaje real que inspiró al escritor Bram Stoker para crear a Drácula. Este noble es recordado por sus sanguinarios métodos contra enemigos. Sus oponentes derrotados, creyeron que tenía poderes sobrehumanos para lograr tantas victorias.
LA INVASIÓN VAMPÍRICA
En el siglo XVIII surgió un fenómeno en toda Europa al que se llamó “la fiebre vampírica”. Mucha gente reportaba avistamientos de estos seres al por mayor. Además, el mito se modificó: ya no se era vampiro sólo por pacto demoniaco, sino por mordidas de otros o por ser enterrado sin los adecuados ritos funerarios. Algunos historiadores lo describen como una “histeria colectiva” parecida a la que se vivió con las brujas.
Se creía que los cadáveres que no fueron enterrados conforme a los ritos católicos, los que fueron malditos ya se en vida o muerte, o los que vendieron su alma, salían de sus tumbas para causar desastres.
Cuando en una comunidad había enfermedades, mordeduras o comportamientos extraños entre las señoritas, se creía que había un vampiro entre ellos. Entonces se procedía a localizar la tumba sospechosa. Para deshacerse del vampiro se exhumaba durante el día y se clavaba una estaca en el corazón o se incineraba.
Incluso varios gobiernos locales crearon departamentos para investigar y cazar vampiros como si se tratase de un asunto de salud pública; los funcionarios tenían licencias y métodos “científicos” para detectar y ejecutar vampiros. La Inquisición, por supuesto, también se dio a la tarea de buscar sospechosos herejes.
Es en esta época llena de misterio donde vivieron algunos de los personajes que se consideraron a sí mismos vampiros, y que son idolatrados por la subcultura gótica de hoy.
La Condesa Elizabeth Bathory fue una noble húngara bastante controversial. En su búsqueda por el placer y la belleza eterna, sacrificaba jóvenes doncellas para bañarse en su sangre.
Viuda y alejada de sus hijos, vivía sola en el castillo de Cachtice en Transilvania. En ese lugar temido por los lugareños, aprisionaba jóvenes a quienes sodomizaba y obtenía sangre para beber. La condesa creía que al tomar el “líquido vital” de mujeres bellas podía obtener esa virtud.
Sin embargo, señalada por sus rivales políticos y pobladores, autoridades reales entraron a su castillo. Por los registros oficiales que se obtuvieron, se sabe que asesinó a 630 personas. Esto le valió un Récord Guinnes y el título de la Condesa Sangrienta.
Pese a su reputación, reprobada por algunos y admirada por otros más extravagantes, existe la posibilidad de que todas esas muertes sean falsas. En un medio político tan complicado, algún rival pudo haberla acusado para quitarla del camino.
La imagen del vampiro aristócrata, misterioso y cruel de esa época, se parece más a la actual. Anne Rice, la famosa escritora sobre estos fascinantes seres, sitúa el origen de algunos de sus personajes en el mil setecientos.
La película de 1922 “Nosferatu” recrea al vampiro monstruoso pero con toques humanos. Esta fue inspirada en el libro de Bram Stoker, pero por cuestiones de derechos de autor la historia fue modificada. Sin embargo, Nosferatu es recordado como el primer vampiro del cine. Además el rumor de que el actor era realmente un vampiro, hace obligatoria esta película para todos los fanáticos de estas criaturas de terror.
LOS VAMPIROS DE BUEN VER
El año de 1976 marca una nueva era para el mito de los amos de la noche. Aparecen tres vampiros que causaron admiración, curiosidad y un cierto temor en las masas. Estos tres personajes definieron la imagen que se tiene hoy día del vampiro: sofisticado, complicado y sobre todo, con un pasado sorprendente. Este es el año en que Anne Rice publica “Entrevista con el vampiro”.
Lestat, Louis y la pequeña Claudia viven y viajan juntos, en una historia ambientada en el glamoroso siglo XIX. Los problemas surgen cuando la ética de Louis, quien se resiste a matar para alimentarse, se enfrenta al cínico Lestat.
Esta novela tuvo su versión fílmica, protagonizada por Brat Pit, Tom Cruise, Kristen Dunst y Antonio Banderas. El gran reparto tuvo influencia directa en hacer del vampiro un personaje apuesto.
La televisión y el cine entonces hicieron se decidieron a explotar esta imagen. El vampiro galán y la vampiresa sensual arrancan suspiros y atrapan fanáticos. Al igual que los libros de Rice tuvieron secuelas, diferentes directores de cine mostraron sus versiones de “La Reina de los Condenados” y otros éxitos de la autora.
La adaptación del clásico de Bram Stoker fue protagonizada en 1992 por Gary Oldman, Anthony Hopkins, Winona Ryder y Keanu Reeves. Con la dirección de F. Coppola, famoso por la trilogía de “El Padrino”, se llevó tres premios Óscar. En esta versión vemos de nuevo el lado sensible del monstruo, al conocer a un Drácula atormentado por la pérdida de su amante y enamorado de Mina Harker.
Dejando de lado al vampiro romántico, está el de las películas y series de acción. En “Underworld” una guapa vampiresa lucha contra hombres lobo y desentraña misterios de su clan. Buffy la Caza Vampiros, como su nombre lo indica, persigue a estos seres en la serie que lleva su nombre.
En 2008 la audiencia más joven tuvo su propia versión del vampiro adolescente. Una chica nueva en la preparatoria se enamora de un misterioso muchacho, quien en repetidas ocasiones le salva la vida, pero ese apuesto joven tiene un secreto: es un vampiro y está enamorado de ella.
La película “Crepúsculo” y sus secuelas están basadas en los libros homónimos de la autora Stephanie Meyer. La primera película fue todo un éxito entre los adolescentes e incluso algunos adultos. Esta saga presenta a un vampiro, que si bien lidia con su lado monstruoso, vive los conflictos típicos de la edad como el romance escolar y las enemistades entre compañeros.
El mito y la imagen del vampiro han evolucionado con el tiempo. Desde el demonio mesopotámico hasta el misterioso aristócrata hemos conocido memorables personajes. La mayoría de los admiradores de estos seres aprecian su dualidad, misterio y poderes sobrenaturales; además, están convencidos de que son sólo un mito.
Entre el mito o la realidad, sólo nos queda disfrutar de libros, películas y series, algunas mejores que otras, sobre estos fascinantes seres.