Radiografía Política / L A caída de Osama Bin Laden no solo sirve para hacer hincapié en el exacerbado "triunfo" del patriotismo estadounidense y del supuesto fin de un capítulo de horror vivido desde el ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. También, sirve para dimensionar los problemas que aquejan a nuestro país en materia de seguridad, así como las repercusiones provocadas por los cárteles que, a través de las decisiones de unos cuantos y de sus acciones, marcan la historia de millones.
El anuncio del asesinato del líder de Al Qaeda representa júbilo para "el mundo de Occidente" como si se tratara de un paso agigantado contra las bases del terrorismo; empero, la fortaleza de dichas agrupaciones reside en el elevado número de simpatizantes y medidas radicales que están dispuestos a tomar a causa de la psicología empleada hacia sus integrantes. Ahora, con la desaparición del líder musulmán se prevén serias represalias de impacto internacional y una nueva era de ataques que, lejos de debilitar a Al Qaeda, los volverá a posicionar. Misma situación ocurre en territorio nacional. El supuesto debilitamiento a cuentagotas de los cárteles de la droga les permite reconformarse rápidamente y apuntar con más fuerza contra sus detractores. La esporádica captura de capos solo genera que las dirigencias cambien de nombre bajo la misma línea. En México se ha comprobado que existe mayor organización entre los grupos delictivos que entre los mismos entes judiciales. Para muchos, la captura del líder criminal más renombrado, como lo es Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", representaría el fin de la encarnizada guerra que se libra en las calles de México por apropiarse de los territorios de trasiego de droga; sin embargo, es un hecho que detrás de la figura de "El Chapo" hay quienes tomarían la batuta y que el fenómeno delincuencial seguiría en las calles; no por el hecho de abatir a sus mayores referentes el problema desaparecería mágicamente.
De acuerdo con los escollos que ha librado Barack Obama desde sus inicios, el asesinato de Bin Laden representa un triunfo -lo que no pudo hacer en su momento George Bush hijo-; empero, solo es un trofeo. Dicha apreciación es factible evocarla también a nivel nacional, y atacar las células del crimen organizado desde la raíz, desde el hogar, desde la formación.
LA CROC Y SUS DECLARACIONES
El desfile del Día del Trabajo ha ido perdiendo su fuerza conforme pasan los años; ya poco queda de la fuerza de las centrales obreras que antes controlaban el mercado laboral del país. Aquí en Durango aún se conserva cierto corporativismo que permite que todavía luzca un poco la marcha por las principales calles. De las principales demandas vistas en las pancartas de los trabajadores era una constante el miedo a despidos y demandas de mayor seguridad. El reporte final del desfile del Día del Trabajo solo tuvo dos noticias que salieron un poco de lo común; la primera fue que la CNTE se quejó de que no había sido invitada a desfilar y la otra fue una declaración del dirigente estatal de la CROC, Cuauhtémoc Ibarra.
El eterno líder obrero expresó de manera temeraria que la cifra de trabajadores que en Durango han sido asesinados "va aproximadamente en 600" y hasta comentó que"varias de las personas encontradas recientemente en las fosas clandestinas de Durango eran trabajadores".
Curioso que a pesar de que no hay todavía una identificación de los cuerpos en las "narcofosas", ya dé por sentado el líder de la CROC que son trabajadores de alguna central obrera.
Duras declaraciones que no vinieron acompañadas por datos duros, sino por meras especulaciones que abonan al clima de rumores y desinformación que abunda en ciertos sectores de la sociedad.