De pasta inservible a pomada milagrosa
DOCTOR EN CASA
La vaselina ocupa un puesto importante como un fiel aliado de nuestra piel debido a sus propiedades lubricantes y emolientes.
Este producto de consistencia pastosa, de color blanco o amarillento, se compone por una mezcla de hidrocarburos sólidos y aceites minerales pesados, los cuales se obtienen como residuo derivado de petróleos pobres en asfalto.
El petróleo o aceite mineral, es una sustancia compuesta por muchas clases de hidrocarburos, los cuales son separados por el proceso conocido como “destilación fraccionada” el cual se basa en el hecho de que cada uno de los componentes posee una temperatura de ebullición determinada, alcanzada la cual, se transforma en vapor haciendo fácil separarlos de los demás. Mediante este proceso se obtienen: gases, éter de petróleo, gasolina, kerosene, gas-oil, aceite combustible, aceites lubricantes, vaselina y parafina.
Al grado muy refinado se le llama vaselina blanca que se usa en la industria farmacéutica y cosmética, como lubricante o como base para la preparación de cremas. Mientras que el grado menos refinado se usa exclusivamente en la industria ya que puede contener impurezas de carácter cancerígeno.
Se dice que los pescadores untaban de vaselina sus anzuelos para atraer a las truchas, las actrices de teatro se la aplicaban en las mejillas para simular lágrimas e incluso que el explorador Robert Peary la utilizó en su expedición al Polo Norte para protegerse la piel de escoriaciones, y para preservar su equipo mecánico contra el óxido.
La vaselina fue inventada por Robert Augustus Chesebrough, un químico estadounidense, que se interesó por un residuo pastoso el cual se consideraba inservible, parecido a la parafina, que se adhería a las perforadoras de petróleo e incluso llegaba a paralizarlas. Chesebrough se dio cuenta que los obreros descubrieron que aplicada a una herida o quemadura, la pasta aceleraba su curación, por lo que pasó varios meses realizando experimentos en los que él mismo se hirió y quemó de diferentes maneras probando que la “gelatina de petróleo” (como la bautizó) curaba con rapidez y sin infección.
En 1870, Chesebrough empezó a fabricar su Vaselina Petroleum Jelly. Hay dos versiones sobre el significado de la palabra. La primera señala que el término provenía del alemán Wasser (=agua) + griego elaion (=aceite). La segunda versión señala que al intentar purificar la sustancia el químico usó jarros de flores (vases) de su esposa como recipientes de laboratorio. A la palabra vase le añadió un popular sufijo médico de la época: line.
Tras su gran aceptación los usos de la vaselina se multiplicaron. Las amas de casa la usaban como pulidor de madera. Los granjeros aplicaban una buena capa de vaselina para evitar la oxidación de la maquinaria dejada a la intemperie. Los pintores comprobaron que una leve capa de la gelatina de petróleo impedía que las manchas de pintura se pegaran al suelo. La industria automotriz descubrió que prevenía la corrosión aplicada en las terminales de la batería del coche. Los boticarios lo usaban como base para sus preparaciones de cremas, pomadas y cosméticos. Y hasta los deportistas le encontraron múltiples beneficios.
Su inventor, Robert Chesebrough, murió a los 96 años y él atribuía su longeva vida a que todos los días tomaba una cucharada de vaselina. Hoy en día se sabe que la vaselina debe aplicarse solamente en tratamientos externos. Se emplea en la cosmética y para aliviar problemas de sequedad en la piel. Además no debe utilizarse como lubricante vaginal o en los condones de látex ya que los daña haciéndolos quebradizos.
Así esta pasta que en un principio se consideró como inservible hoy se encuentra en casi todos los botiquines y es una industria millonaria.
Fuentes: El botiquín en nuestra casa, Historias cotidianas, Peruprom, Wikipedia.
