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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El señor se sintió mal en el trabajo, de modo que buscó a su jefe para pedirle permiso de ausentarse. No lo encontró, pero al llegar a su casa, ¡oh sorpresa!, su patrón estaba en más que animado coloquio de amor con su mujer. "-¡Qué bueno que llega, Mequínez! -le dice el jefe al verlo-. Precisamente le estaba comunicando a su señora que hay un ascenso disponible en la compañía, con un aumento substancial de sueldo, para alguno de nuestros empleados que demuestre capacidad de conservar la calma en momentos difíciles"... Don Calvino, predicador, tenía una hija de notables atributos anatómicos. Se fue a estudiar la chica a otra ciudad, pero bien pronto abandonó los estudios, pues fue llamada por otra vocación. Poco después dos señoras pertenecientes a la iglesia de don Calvino hablaban acerca de la chica. Comenta una: "-Don Calvino se encuentra en un grave dilema". "-¿Por qué?" -pregunta la otra. Responde la primera: "-Es que su hija triunfó como bailarina de burlesque. Es la máxima estrella en ese tipo de espectáculos; gana mucho dinero; aparece en todos los periódicos. Y don Calvino está en un dilema: no sabe si avergonzarse de su hija o sentirse orgulloso de ella"... Cierta señora fue atropellada en la calle por un raudo automóvil cuyo conductor ni siquiera detuvo su veloz carrera. "-¿Alcanzó usted a ver las placas del coche?" -pregunta a la señora un oficial de tránsito. "-No, -responde ella con voz de infinito rencor-. Pero en cualquier parte reconocería las carcajadas de mi yerno"... "-Me engañaste, mami -le reclama muy sentida la recién casada a su mamá-. Tú me dijiste que el estómago es el camino más corto para llegar al corazón de un hombre"... "-¿Por qué te embriagas tanto, hijo mío?" -pregunta solícito el señor cura al borrachín del pueblo. "-Padre -responde muy serio él-, Jesús nos enseñó que los últimos serán los primeros". "-Es cierto -acepta con desconcierto el sacerdote-. Pero ¿qué tiene qué ver esa enseñanza con tu caso?". "-Los últimos serán los primeros -repite el temulento-. Por eso yo procuro andar siempre hasta atrás"... Una mujer solicitó ayuda económica de la beneficencia pública, y una trabajadora social fue a visitarla. Ella la recibió con un bebé en los brazos, otro gateando y uno más que apenas había empezado a caminar. "-Necesito esa ayuda -explica-, porque mi marido murió hace cinco años". La empleada se sorprende. "-Si su marido murió hace cinco años -pregunta-, ¿cómo es que tiene usted estos tres niños?". "-Bueno, -razona la mujer-. Murió él, no yo"... Don Cornilio llegó a su casa en las horas más altas de la madrugada. Lo acompañaba su compadre Empédocles, cultivador de báquicas inclinaciones. Los dos iban más ebrios que una cuba. Facilisa, la esposa de Cornilio, recíbelos con áspera acrimonia. "-¡Cornilio! -profiere furibunda-. ¡Mira nomás a qué horas vienes, y en qué estado! ¡Para que se te quite no me voy a acostar contigo en dos semanas!". Luego se vuelve hacia Empédocles y le espeta: "-¡Y con usted tampoco, compadre, para que no ande de sonsacador!"... Tres amigas casáronse el mismo día con sendos muchachos que también se conocían. Al regreso de la luna de miel se reunieron las parejas. Ellos se apartaron de sus flamantes mujercitas para comentar sus respectivas experiencias. "-Vaivenia y yo -se jacta uno con indiscreción- hicimos el amor cuatro veces en la noche de bodas". "-Nosotros, tres" -presume el otro-. Declara el tercero: "-Dulcilí y yo lo hicimos nada más una vez". "-¿Una vez nomás?" -se burlan los amigos-. "-Sí, -responde el muchacho-. Es que ella no estaba acostumbrada"... El manager de un equipo de beisbol le informa al dueño de la organización: "-Me acaban de llegar dos nuevos pitchers. Les estoy dando entrenamiento, pues los dos tienen un defecto: uno lanza muchas pelotas bajas; el otro tira casi puras bolas altas". Pregunta el dueño: "-¿Y cuál de los dos promete más?". Responde el manager: "-El Jirafo". "-¿El Jirafo?" -repite el propietario extrañado por aquel raro apodo-. "-Sí, -dice el manager-. El de las bolas altas"... Se quejaba muy triste la cigüeña: "-La gente me llama 'el pajarraco' -suspiraba-, y lo único que hago es acabar lo que empezó un pajarito"... FIN.

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