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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

La nueva criadita de la casa hacía la limpieza de la alcoba, y dio con un preservativo. "¿Qué es esto, siñora?" -le preguntó muy intrigada a su patrona al tiempo que tomaba aquella cosa con la punta de los dedos. La patrona, entre apenada y divertida, respondió: "Pero, Eglogia, ¿qué en tu pueblo no hacen el amor?". "Sí lo hacemos -contesta la muchacha-. Pero no hasta despellejarnos"... Cumplió años don Martiriano. Su esposa, doña Jodoncia, le regaló dos corbatas. Al día siguiente don Martiriano, deseoso de agradar a su mujer, estrenó una. Lo ve la fiera señora y le dice con tono amenazador: "¿Qué? ¿No te gustó la otra?"... El herrero del pueblo instruyó a Babalucas, su aprendiz: "La herradura ya está al rojo vivo. Voy a sacarla del fuego. Cuando mueva la cabeza golpéala con el mazo". Ahora Babalucas es el nuevo herrero del pueblo... En medio del acto conyugal le dijo la señora a su marido: "Tengo una fantasía: me gustaría ver a dos mujeres haciendo cosas aquí en la casa". "¡Queeeé?" -se sorprendió él. "Sí -confirma la señora-. Una lavando los platos, y la otra planchando la ropa"... Al loquito del pueblo le dio por salir a la calle en peletier, o sea encuerado. El alcalde, que no podía encerrarlo en la cárcel porque la gente quería bien al pobre tonto, ideó un remedio. Lo llamó y le dijo: "Quiero ofrecerte un trabajo, Dementino. Se trata de que pasees por las calles vestido de charro. Yo te daré el traje, las botas y el sombrero, y además te pagaré 20 pesos diarios". Al loquito le gustó la idea. Desde entonces salía a pasear muy orgulloso, con el atuendo charro, y al final del día iba a la presidencia municipal a cobrar sus 20 pesos. Viendo el buen comportamiento del orate, el alcalde ya no se preocupó. Llegó el domingo. Ese día el pueblo iba a tener la visita del gobernador. Cuando la recepción estaba en su apogeo he aquí que se aparece el loco en cueros. "¡Dementino! -le dice espantado el alcalde-. ¿Y el traje de charro?". Responde muy digno el alienado: "Hoy es domingo. No se trabaja"... Llegó el príncipe azul y besó a la Bella Durmiente en la mejilla. Ella abrió los ojos y contempló al apuesto doncel. "Te he dado un beso, amada mía -le dice el príncipe-. Con eso rompí el hechizo de la malvada bruja, y te volví a la vida". "Ya entiendo -contesta la Bella Durmiente-. Pues haz algo más aparte de besarme, porque todavía me siento adormilada"... Una vez ante un médico famoso llegose un hombre de mirar sombrío. Le dijo a la guapa recepcionista: "Traigo una tensión nerviosa insoportable. Necesito que el médico me dé algo para el estrés". "El doctor no está -le informó la muchacha-, pero por 500 pesos yo puedo quitarle ahora mismo esa tensión". El sujeto aceptó el ofrecimiento; la chica lo llevó a un cuarto adjunto donde había un canapé, meridiana, diván, chaise longue u otomana, y ahí dio buena cuenta no sólo de la tensión nerviosa del señor, sino también del señor mismo. Quedó éste más relajado que las costumbres de hoy. Un mes después volvió el señor al consultorio, pero en esta ocasión sí estaba el médico. "Para su tensión nerviosa -le dice el facultativo- tómese estas píldoras. Cuestan 450 pesos, incluyendo lo de la consulta". "Si no le importa, doctor -replica el individuo- prefiero tomar otra vez el tratamiento de 500 pesos"... Se llevaba a cabo la ceremonia de petición de mano, y salió a la conversación el tema de las comidas. La mamá del novio le pregunta a la futura desposada: "Y dime, Manilú: ¿ya probó mi hijo algo hecho por tu mano?". Pregunta a su vez la chica, tímidamente: "¿Quiere usted decir, algo de comer?"... (No le entendí)... FIN.

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