EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Don Geroncio, señor entrado en años, logró que una mujer en plenitud de edad y carnadura prestara oído a sus demandas amorosas. Con ella fue a un discreto motelito. Llegados que fueron a la habitación donde tendría lugar el trance de fornicio; la mujer se tendió en el lecho en actitud que recordaba a la desnuda maja en la inmortal tela de Goya. (NOTA: Goya y Lucientes, Francisco José de 1746-1828. Pintor español. Entre sus principales obras están: "Los fusilamientos del 2 de mayo"; "Saturno devorando a sus hijos" y "La familia de Carlos IV". Aunque según sus biógrafos también sabía capar cerdos y apalear nogales, es conocido principalmente por su obra pictórica). Don Geroncio entró en el baño. No lo llevaba ahí ninguna urgencia natural, sino el intento de disponer el ánimo para hacer frente al compromiso con la frondosa dama. Vio sobre el lavabo un pequeño frasco que contenía una pomada, y supuso que era un auxilio dispuesto por la eficiente administración del establecimiento para ayudar a los varones en el trance. Alabando en su interior tan sabia providencia procedió a aplicar en la correspondiente parte una profusa cantidad de la mixtura, con tan buenos resultados que un minuto después ya estaba en aptitud de acudir en modo airoso al amoroso reto. Lo afrontó con prestancia don Geroncio, tanto que al otro día fue la mujer quien lo llamó para una nueva cita. Al mismo lugar se dirigieron; ocuparon la misma habitación, y otra vez don Geroncio recurrió a aquella maravillosa pomada, con los mismos excelsos resultados. Cuando acabó ese nuevo desafío, feliz por el venturoso curso de los acontecimientos, don Geroncio fue al baño a fin de anotar el nombre que en el frasquito tenía la pomada, y luego comprarla en alguna farmacia, para futuras ocasiones. Leyó la etiqueta del frasquito. Decía: "Cornsadieux. Pomada para las callosidades de manos y pies. Los dos primeros días se endurecen; al tercero se caen"... Los observadores de la política piensan ahora que es difícil que el PAN y el PRD lleguen juntos a la elección de gobernador del estado de México. En el interior de cada uno de esos partidos hay una fuerte corriente que se opone a tal alianza, y es muy posible, por lo tanto, que ambos presenten en la contienda su propio candidato. El rechazo de la coalición es mayor entre los panistas, pues consideran que en ese caso el PAN iría en calidad de mero mozo de estribo del PRD, y aun como peón de López Obrador, cuyo pupilo, Alejandro Encinas, figura como candidato de la izquierda. Desde luego el PRI estaría de fiesta en el caso de que no se llevara a cabo esa coligación, pues aumentarían mucho sus posibilidades de victoria. Sin embargo nadie adelante vísperas. En cosas de la política, se sabe bien, todo puede suceder, y en ella los vientos son tornadizos y volubles. Es mejor, como dijo aquél, esperar a ver de qué color pinta el verde. Simpliciano, joven inocente, les informó a sus amigos que había decidido cancelar su matrimonio con Falcidia. Explicó: "Descubrí que tiene cuatro defectos que siempre me ocultó''. Uno de los amigos le dice: "Nadie es perfecto en este mundo; todos tenemos defectos''. "Es cierto -admite Simpliciano-. Pero ella los tiene en un internado para niños''... Dos vedettes estaban riñendo. Le dice una a la otra: "Para que te lo sepas, he estado en Nueva York en los mejores hoteles". "Sí -replica la otra-. Una hora en cada uno". En el pueblo donde vivía Babalucas había un monumento al Soldado Desconocido. Decía la inscripción: "Aquí yace Carmelino Patané, agente de seguros". Un visitante le preguntó a Babalucas: "¿Cómo puede tener nombre el Soldado Desconocido?". "Bueno -aclara el tonto roque-. Es que como soldado nunca destacó, pero como agente de seguros se le conoció bastante". El encargado de créditos del banco le pregunta al cliente: "¿Tiene usted problemas de dinero?". "Ninguno -responde con firmeza el tipo-. Mis problemas son de falta de dinero". El famoso violinista le comentó a doña Panoplia, dama de la alta sociedad: "Voy a tocar en un violín de 300 años de antigüedad". "No se preocupe, maestro -lo tranquiliza ella-. Nadie se dará cuenta". Una hormiguita macho trepó sobre una elefanta y empezó a ejercitar en ella sus lúbricos impulsos amorosos. En eso la elefanta pisó un tronco espinoso, y dejó escapar un quejido. Le dice la hormiguita con ternura: "¿Te lastimé, mamacita?". FIN.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 601956

elsiglo.mx