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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

¿Cuándo aparecerá aquí el deplorable chascarrillo llamado "La Pe Muda"? Doña Tebaida Tridua, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías, interpuso un amparo contra la publicación de dicho cuento, y le fue otorgada la suspensión temporal. Yo recurrí esa determinación en un ocurso de 524 fojas útiles y vuelta. Habrá que aguardar, pues, el fallo de la Justicia, que lo mismo puede tardar algunos meses que cierto número de años o una determinada cantidad de siglos. Para entretener la espera narraré hoy algunas historias picarescas acompañadas de una orientación a la República. Ciertamente la última de esas vitandas narraciones -la que viene al final, espacio abajo-, no debe ser leída por gente pudibunda, pues se basa en un logogrifo que, me dicen personas enteradas, constituye una valiosa aportación a la decadencia de Occidente. ¿Será?.. El papá de Pepito tenía un establo de vacas lecheras. Fue ahí Rosilita, y se sorprendió bastante al encontrar a su amiguito a gatas en el piso del establo, y además sin ropa alguna. Le preguntó: "¿Por qué estás así?". Con otra pregunta respondió el tremendo infante: "¿Ya se te olvidó que te dije que cuando vinieras a la granja te enseñaría cómo se ordeña una vaca?"... En 1948 se filmó en Hollywood una película que se llama abro comillas The Snake Pit cierro comillas, o sea abro comillas Nido de Víboras cierro comillas. (Pongo eso de las comillas porque ahora, no sé si por seguir alguna indicación de la Academia, que tan caprichosa se ha vuelto últimamente, está de moda suprimir ese signo ortográfico tan importante, las comillas, lo cual da lugar a confusiones. El idiota de Dostoievski es una cosa; "El idiota" de Dostoievski es otra bien distinta). Aquella película que digo tuvo a Olivia de Havilland como protagonista, y la dirigió Anatole Litvak. En ella se mostraban las indignas condiciones en que vivían los hombres y mujeres internados -a veces sin motivo- en sanatorios de alienados, donde eran sometidos a tratamientos brutales y a abusos de todo orden. El impacto de ese film fue tal que provocó una investigación a fondo a tales instituciones, lo cual a su vez hizo que se tomaran medidas serias para evitar su mal funcionamiento. Cosas como ésa, sin embargo, aquí no pasan. Presunto culpable es un documental -¿ya ven a lo que lleva la supresión de las comillas?- donde se exhiben las grandes y terribles deficiencias que hay en México en el campo de la impartición de la justicia, tan lejana de ser pronta, rápida, expedita y completa. Los propios juzgadores conocen esas fallas, y es bien sabido el sufrimiento de muchos infelices que pasan años en la cárcel antes de ser sentenciados, cuando en no pocos casos son inocentes del delito que se les imputa. Ante esa situación la sociedad se muestra indiferente, y sólo unos cuantos hombres y mujeres hacen algo para ayudar a las víctimas de un sistema judicial obsoleto y muchas veces corrompido. ¿Servirá "Presunto culpable" para conmover -y mover- a quienes pueden cambiar las cosas de la justicia? La respuesta a esa pregunta podrá tardar lo mismo varios meses que cierto número de años o una cierta cantidad de siglos... Pulserito, joven enteco y escuchimizado, evocaba con tristeza: "Perdí mi inocencia en el asiento trasero de un automóvil. Lo malo es que estaba yo solo"... Suspiraba don Cálamo Cano, escritor de edad ya muy madura: "Debo verme muy hodido. En la cafetería pedí un huevo tibio tres minutos, y me hicieron que pagara por adelantado"... Cierta señora le tenía un apodo a su marido. Le decía "El torero". Y explicaba la razón del mote: "Después de cada cogida se pasa seis meses sin actividad". (No le entendí)... FIN.

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