"Muévete" -le pidió el gordísimo señor a su mujer en el momento del amor. "Pues bájate" -le contestó ella. (El único movimiento que la infeliz podía hacer en ese trance era parpadear)... Simpliciano, joven inocente, iba a casar con Pirulina, muchacha que sabía todo acerca de la vida, y algunas cosas más. El cándido novio le confió a un amigo: "Pienso que mi futura esposa ya no es virgen". "Hay una forma de averiguarlo -le dijo éste-. Lo único que necesitas es un poco de pintura azul, un poco de pintura roja, y una pala. La noche de las bodas píntate un testículo de azul y otro de rojo. Si cuando tu novia los ve te dice con una carcajada: '¡Tienes los éstos más raros que he visto en mi vida!', entonces ¡cuaz! le pegas con la pala en la cabeza"... Golpes muy duros le han dado al PAN el PRI y el PRD. También severo golpe le asestó Carlos Pascual, el embajador de Estados Unidos, cuando dijo que todos sus candidatos a la Presidencia son grises. Pero el golpe mayor, el que le puede causar mayores daños, se lo propinó el mayor panista, Felipe Calderón. Su declaración en el sentido de que el PAN debe ir a la elección presidencial con el mejor candidato, aunque no sea panista, descalifica a todos los aspirantes blanquiazules, introduce un elemento de disenso y confusión en el partido, y entraña a fin de cuentas una claudicación. El Presidente no ha dicho que no dijo lo que se dijo que dijo, de modo que sus palabras quedan firmes. Ninguna otra cosa firme parece haber ahora en el PAN... "Diga usted su nombre y profesión". Soy Frank Lloyd Wright, el mejor arquitecto del mundo". Ese intercambio de palabras tuvo lugar en una corte judicial de los Estados Unidos. Cierto amigo del famoso artista le reprochó después haber contestado en forma tan presuntuosa. "¿Y qué querías que hiciera? -se defendió él-. Había jurado decir la verdad, toda la verdad y solamente la verdad". (Entre paréntesis, el apellido del célebre arquitecto se pronuncia "rit", no "ráit"). La modestia, en efecto, es a veces un fraude a la verdad. Ninguna modestia, por ejemplo, mostraba aquel sujeto que un día se plantó ante el director de una gran compañía de seguros y le dijo: "Soy el mejor vendedor del mundo". "¿Ah sí?" -contestó, displicente, el funcionario. "Sí -reiteró el tipo-. Fui vendedor de libros, y conseguí vender casa por casa 15 mil juegos de la 'Enciclopedia de las Plantas Gimnospermas', en 24 tomos. Luego, como empleado de una zapatería, vendí cien pares de zapatos de mujer, rojos, de tacón aguja, y con cintas que se atan a los tobillos". "Cualquiera puede vender esos zapatos" -opuso el director. "¿A la Orden de las Carmelitas Descalzas?" -replicó el sujeto. "Está bien -cedió el ejecutivo-. Lo contrataré si cumple una difícil condición. Hay dos posibles clientes a los que nadie ha podido venderles un seguro de vida. Ellos son don Avaricio Matatías y don Usurino Cenaoscuras. Si logra usted venderles una póliza le daré el empleo". Salió al punto el individuo. Tres horas después regresó con las pólizas firmadas por aquellos duros señores, y con sendos cheques que amparaban el pago del seguro por cinco años. "¡Increíble! -se asombró el director-. El puesto es suyo. Debo pedirle, sin embargo, que regrese con ambos clientes y les pida una muestra de orina, pues un examen médico es indispensable para que tengan vigencia sus seguros". Volvió a salir el hombre, y regresó poco después. Venía cargando dos enormes cubetas, cada una con capacidad para 40 litros de líquido, llenas hasta los bordes. "¡Oiga usted! -exclamó sorprendido el director-. ¡Con una pequeña muestra de cada cliente habría bastado!". "No -aclara el vendedor sacando de su bolsillo dos frasquitos-. Éstas son las muestras de don Avaricio y don Usurino. Pero al venir de regreso pasé casualmente por el Centro de Convenciones. Se está llevando a cabo ahí la Convención Nacional de Estenógrafas, y aproveché para venderles un seguro de grupo"... FIN.
