En muchas expresiones mexicanas aparece la palabra "madre". Recordemos: "Me importa madre". "Le partió la madre". "Iba hecho madre". "A toda madre". "Vale madre". "Le mentó la madre". Me sorprende que la nueva generación no diga ahora: "Me importa guardería". "Le partió la guardería". "Va hecho guardería". "A toda guardería". "Vale guardería". "Le mentó la guardería". En este 10 de mayo -que sigue siendo el Día de la Madre- no quiero exacerbar rancios feminismos, ni entrar en consideraciones económicas, sociológicas o antropológicas, y menos aún ontológicas, axiológicas o epistemológicas, consideraciones que suelen ser tan desconsideradas, y que además no entiendo. Sólo quiero dejar en el aire esta pregunta: la situación que estamos viviendo hoy ¿no se deberá en parte al cambio de la palabra "madre" por la palabra "guardería"? Es pregunta, digo empleando la cautelosa expresión que se utiliza cuando alguien manifiesta alguna duda, pero no quiere provocar polémica. Paso en seguida a narrar algunas fruslerías a fin de disipar la inquietud que mi pregunta debe haber sembrado en la República... Decía una señora: "Mi marido y yo nos casamos por la ley de los opuestos: yo estaba embarazada, y él no"... Suspiraba una tortuga: "¡Ah, la ingratitud de los hijos! Pongo más de 100 huevos, y el Día de la Madre ¡ni siquiera una tarjeta!"... Dios no podía tener cuatro manos, o cuatro ojos. No podía hacerlo todo, ni ver todo. Por eso hizo a las mamás... La anciana madre campesina oyó quejidos en su puerta. La abrió, y vio ahí a su hijo, todo lacerado. "¡Madre mía! -clama el infeliz-. Vengo del campo de batalla. Fui atacado por 100 soldados enemigos. Me ametrallaron; me arrojaron bombas y granadas; todos me clavaron sus bayonetas, y luego dispararon sobre mí sus rifles y pistolas. Traigo en mi cuerpo 500 balazos y mil heridas de arma blanca. ¡Oh madre! ¡Vengo a morir en tus brazos!". "Está bien, hijo mío -responde la anciana madrecita-. Pero primero siéntate y descansa. Voy a prepararte un caldito de pollo. Con eso ya verás que te vas a sentir mejor"... Los goces de la maternidad se acrecientan considerablemente cuando los niños se han dormido ya... Aquella madre se quejaba: "Una astuta mujer pescó a mi hijo. Ojalá que a mi hija no la vaya a pescar algún astuto hombre". Y otra madre decía: "Espero que mi hija halle un mejor hombre que el que se consiguió su madre; pero sé que mi hijo no encontrará una mujer mejor que la que su padre consiguió"... La gran comida para celebrar a mamá tuvo lugar en casa de ella. La señora preparó y sirvió la comida a su esposo, sus dos hijos, sus tres hijas, sus 14 nietos, sus nueras y sus yernos. Acabado el ágape la señora recogió la mesa y se dispuso a lavar los platos. "¡Pero, mamá! -le dice una de las hijas-. ¿Cómo vas a ponerte ahora a lavar platos? ¡Es Día de la Madre! Aquí estamos tus hijas y tus hijos. ¡Ya los podrás lavar mañana!"... Una mujer que se acercaba a los 40 años -sus amigas decían que ya se había pasado- le pregunta al médico: "¿Cree usted, doctor, que puedo tener hijos después de los 40?". Responde el facultativo: "La verdad, señora, me parece que después de 40 hijos ya no es aconsejable tener más"... La flamante mamá le dijo a Babalucas: "Mi bebé se parece extraordinariamente a mí. Tiene mis ojos, tiene mi boca.". Replica el badulaque: "Con razón te notaba una cierta falta de expresión"... Manifestaba una joven madre: "Son las 12 de la noche y mis hijos están vivos. Por este día he cumplido mi deber"... Un tipo les pedía a sus amigos: "Por favor, no me digan 'cabrón', pues me duermo". Le pregunta uno, extrañado: "¿Por qué te duermes?". Explica el otro: "Porque, en vez de arrullarme, mi mamá me decía siempre: '¡Duérmase, cabrón!'"... Doña Macalota siempre había soñado con conocer la Torre Eiffel. Sus hijos la llevaron a París, y se la mostraron. Vio la torre doña Macalota y declaró: "Pues no está tan inclinada". FIN.
