Nalgarina Grandchichier, vedette de moda, se estaba probando un vestido de noche. Le pregunta a la encargada de la tienda: "¿No crees que el escote está demasiado pronunciado?". Inquiere a su vez la vendedora: "¿Tienes vello en el pecho?". "¡Claro que no!" -se enoja Nalgarina. Dice la otra: "Entonces el escote sí está demasiado pronunciado". (No le entendí)... En la víspera de su cumpleaños doña Panoplia, dama de la alta sociedad, le dijo a su marido: "Anoche soñé que me regalabas una tiara de diamantes. ¿Qué crees que significa eso?". Con sonrisa enigmática respondió él: "Mañana lo sabrás". Al siguiente día doña Panoplia recibió un paquete envuelto con lujo y elegancia. Lo abrió ansiosamente, y dentro encontró el libro de Sigmund Freud llamado "La interpretación de los sueños"... El hijo adolescente de Babalucas sufrió un fuerte golpe en el partido de futbol, y quedó sin sentido sobre el campo. Babalucas corrió hacia él, y tomándole una mano le preguntó angustiado: "¿Puedes oírme, hijo? Apriétame una vez la mano si la respuesta es sí, y dos veces si la respuesta es no"... Pepito le dice a su hermanito menor: "Estoy muy preocupado. Papá trabaja 12 horas diarias para mantenernos, y se preocupa por que nada nos falte. Mamá nos hace la comida; pone la ropa en orden; tiene la casa limpia; nos lleva en el coche a la escuela, y va por nosotros a la salida; nos cuida cuando nos enfermamos... Los dos viven sólo para nosotros". Pregunta el hermanito: "Y ¿qué es lo que te preocupa?". Contesta Pepito, sombrío: "Que un día traten de escapar"... La vida sigue -la vida siempre sigue-, y el solo hecho de estar vivos debería ser para todos motivo de gozo y gratitud. Existen el sufrimiento y el dolor, es cierto; los mil y mil quebrantos inherentes a la naturaleza humana están siempre al acecho. Hay soledad, enfermedades, apuros económicos, tristeza, desamor. Hacen su triste oficio el odio, la envidia, la traición. El crimen y la violencia nos acosan. Se diría que el mal está triunfando sobre el bien. No es cierto. En todas partes hay hombres y mujeres buenos; a la vuelta de cada esquina podemos encontrar belleza, y el sonido y la furia del mundo no alcanzan a acallar las voces de trascendencia que cada ser humano escucha en su interior. Vivimos los mexicanos hoy horas sombrías. Otras aún más oscuras conocieron nuestros padres, y los padres de ellos, que vieron males mayores que los que ahora hacen nacer en nosotros la desolación y el miedo. Nunca perdieron la fe, sin embargo, y vivieron sus sencillas existencias con la entrega de quienes cumplen en silencio su deber. Sigamos viviendo nuestra vida, pues; hagamos nuestra labor de cada día sin rendirnos a la desesperanza o al temor. Aun a riesgo de parecer ingenuos proclamemos esta verdad probada: el bien se impone siempre sobre la maldad, y el amor traducido en obras buenas acaba finalmente por prevalecer. Esto no es perorata de predicador, ni hueca declamación meliflua. Es firme convicción de que la muerte y sus emisarios nada pueden contra la gran corriente de la vida... Himenia Camafría, madura señorita soltera, se afanaba limpiando los cristales de las ventanas de su alcoba, que daba a la calle. Le pregunta su amiga Celiberia: "¿Por qué limpias los vidrios con tanto cuidado?". Responde la señorita Himenia: "Es que me han dicho que en el barrio anda un voyeur, uno de esos hombres que espían a las mujeres cuando se desvisten"... Sigue ahora un cuento de color subido. Pongo aquí las palabras de Ausonio en su "Cento Nuptialis": "Si queréis, poned fin en este punto a la lectura, y dejad el resto a los curiosos".... Simpliciano, joven inocente, salió con Pirulina. Ella le pidió que le diera un beso. "Oh, no -se alarmó el cándido muchacho-. Mi mamá me ha dicho que si hago cosas malas me voy a quedar tieso". "Un beso no es cosa mala -adujo Pirulina-. Anda, bésame". Movido por el instinto natural Simpliciano besó a la chica. Pero inmediatamente exclamó lleno de susto: "¡Dios mío! ¡Mamá tenía razón! ¡Apenas te besé y una parte de mí ya se atiesó!". (Tampoco le entendí)... FIN.