"¿De quién son estas piernitas?" -así le dijo el médico a la enfermera. El lunes, ya se sabe, es día gris. Ventaja es ésa en estos días negros. Un poco de humor, pues, aunque sea humor negro, ayudará quizá a disipar un poco la calígine del día y de los tiempos. Cuando el médico le preguntó: "¿De quién son estas piernitas?", la enfermera respondió con un mohín de indiferencia: "No sé". "¿De quién son estos ojos?" -repitió el facultativo con intensidad mayor. Y la enfermera, desabridamente: "No sé". Insistió el médico, lleno de tenaz afán: "Y ¿de quién es este cuerpo?". "No sé" -volvió a decir, aburrida, la muchacha. Entonces el doctor se enojó: "¡Señorita! -le dijo airado a la enfermera-. ¡Tiene usted totalmente desorganizada la morgue!". En una pequeña población norteña había un cine -el único del lugar- propiedad un señor y su esposa. Por la mañana ambos recorrían las calles en un viejo automóvil - "carro de sonido", se llamaba- a cuyo techo habían atado unas bocinas de corneta para anunciar la película del día. La señora conducía el automóvil; el señor, micrófono en mano, hacía la propaganda con melodramatismo: "¡Hoy, gran función de estreno, gran! ¡En la pantalla de plata la película "Pasión mortal", con Kikirikí Douglas y Juan Fontaine! Tremendo drama que narra el funesto amor de un hombre y una mujer unidos en el pecado por un trágico destino. Él es casado; ella también. Se conocen por casualidad en un parque, y se enamoran. Empiezan a tener encuentros furtivos en una habitación de hotel. Una mala amiga le dice al marido que su esposa lo engaña, y éste la sigue una noche fatal. Cuando los amantes están en el cuarto el marido derriba la puerta empujándola con un fuerte empujón, y entra llevando una pistola en la mano. Kikirikí Douglas lucha con él. En el forcejeo se dispara la pistola y Juan Fontaine cae muerto. Entonces la amante...". "Ya no le sigas, viejo -lo interrumpía la mujer-. Estás contando toda la película; nadie va ir a verla". Esta anécdota viene a colación porque el próximo domingo voy a narrar aquí "El Chiste más Pelado del Primer Semestre del Año". Trata de un señor, avanzado en años ya, que estaba en la cama con una chica de tacón dorado. A pesar de sus ímprobos esfuerzos el maduro caballero no lograba ponerse en aptitud de hacer honor al compromiso con la daifa. Entonces la muchacha le pone la mano en...". Pero ya no le sigo, pues estoy contando todo el chiste, y ninguno va a tener cuando lo saque aquí el domingo venidero. Lean ese día mis cuatro lectores la historia conocida en los anales de la sicalipsis con el extraño título de: "¿Qué le pidió aquel hombre entrado en años a la joven sexoservidora para que lo pusiera en condiciones de hacer en ella obra de varón?". ¡No se pierdan esa vitanda narración!... Todo indica que el dedo índice de Calderón indicó ya. Su delfín, según las evidencias muestran, es Ernesto Cordero. Ahora tome usted, por favor, el directorio telefónico de la Ciudad de México. Ábralo en cualquier página, al azar. Luego, tras de cerrar los ojos, ponga el dedo en la hoja. La persona cuyo nombre sea señalado en esa forma tiene aproximadamente las mismas oportunidades de llegar a la Presidencia que el señor secretario de Hacienda. Posee él muchas cualidades, eso es cierto; ha desempeñado con solvencia el cargo que se le encomendó. Pero la misma naturaleza de su función le ha impedido tener cercanía con la gente, de modo que es casi desconocido por la inmensa mayoría de los mexicanos. Y a lo mejor, en relación con su partido, el aparente destape que de él hizo Calderón será el beso del diablo. Recordemos, por otra parte, que los dedazos presidenciales, igual que los ostiones, ya no tienen los mismos efectos que tenían antes. El científico estaba en la cantina, bebiendo solo y sombrío. Le pregunta el cantinero: "¿Por qué está triste, amigo?". Responde el tipo: "Inventé una pomada que al ponerse en el órgano sexual lo hace crecer 10 veces su tamaño, y lo pone rígido". "¡Eso es fantástico! -exclama con entusiasmo al barman-. No me explico por qué se aflige usted". Contesta, desolado, el científico: "La pomada funciona sólo en las mujeres". FIN.