"Mi marido me hace el amor a gatas". Así dijo la esposa de don Languidio. "Y ¿te gusta?" -preguntó, curiosa, una amiga. "¡Ay, perdón! -se corrigió la señora-. Quise decir que me hace el amor a gotas". Su abogado le informó al escritor: "El juez determinó que tu libro no es obsceno, ni contiene elementos pornográficos". "¡Maldito juez! -se indignó el escritor, que estaba ansioso de publicidad-. ¡Apela inmediatamente la sentencia!". El doctor Ken Hosanna, médico famoso, llegó a su casa y sorprendió a su mujer en brazos y todo lo demás de un desconocido. "No te enojes -le dice ella-. Esto es sólo una variación al tema de 'Qué hacer mientras llega el médico'". ¿Quién está en Puerta del Sol? Fuenteovejuna, señor. Un milagro está surgiendo en ese emblemático sitio madrileño: el renacimiento de la gente. No del pueblo, demagógico término tan utilizado por la politiquería mexicana; sino de la gente común: tú y yo, nosotros, que cada día cumplimos la tarea de vivir -o de sobrevivir-, y vamos a la oficina, a la escuela, al consultorio, al rancho, a la fábrica, al coche, a la tienda, al taller; a la chamba, en fin, sea cual sea, o a la calle, si otra chamba no hemos podido conseguir. ¿Quién dirige el M-15 español? Nadie. Es decir todos. Ningún caudillo o líder lo encabeza. "No queremos caras -dice uno de sus lemas-. Queremos ideas". Surgió como de la nada la protesta de los ciudadanos, sobre todo de los jóvenes. Brotó de repente, a través de esa nueva forma de ejercicio democrático que son las redes sociales. El movimiento dio cohesión a un sentimiento colectivo: el de la indignación por las malas acciones y las peores omisiones de los hombres en el poder; de los partidos; de aquéllos que tienen todas las puertas abiertas para ellos, y que casi todas las puertas han cerrado a los demás. Extrañamente, en México no hemos puesto mucha atención a lo que está sucediendo en España. Deberíamos observar con cuidado ese fenómeno, porque quizá es anuncio de lo que aquí podría pasar. No se trata de un movimiento encabezado por éste o por aquél (¿podremos sacudirnos en México algún día la necesidad de caudillos, líderes o jefes máximos que nos dirijan? En él no tienen cabida partidos ni grupos de interés. No actúan en él los sempiternos profesionales de la inconformidad, o los que en automático siguen ambulancias sin saber a quién llevan, pero ansiosos de tomarse la foto con el herido. El de España es un movimiento auténticamente social, de la gente, de una sociedad lastimada en sus haberes y vivires por la corrupción e ineficiencia de los detentadores del poder. Los muchos poco se rebelan contra los pocos mucho. Quiero decir que los miles y miles de hombres y mujeres que tienen poco, y pueden poco, se manifiestan contra el pequeño grupo de quienes tienen mucho, ya sea en poder o en dinero, y que por eso pueden hacerlo casi todo. Concepto muy huidizo es el de la democracia. Ciertamente no se puede aplicar en estos tiempos la idea pura del ágora ateniense. Pero en la Puerta del Sol -y en muchas otras plazas españolas-, en orden; dando la espalda a cualquier forma de política partidista; rechazando todo tipo de violencia, aun la puramente verbal; sin pedir la cabeza de éste o aquél; con respeto a la ley, y mereciendo el respeto de los encargados de aplicarla; miles de españoles están haciendo nacer un atisbo de esperanza: el de la democracia real que se finca en la gente común y mira a su beneficio, no al de alguna corriente política de tal o cual sesgo, y menos aún al interés de los partidos o los políticos que en ellos medran. El carnero se baja de la oveja y le dice: "Bueno, después de esto los buscadores de lana virgen ya no se meterán contigo". Clark Kent entró en la alcoba tras cumplir su jornada nocturna de reportero en el Daily Planet, de Metropolis. En eso recibió una llamada de auxilio. "¡Éste es un trabajo para Superman!" -dijo. Y en la oscuridad de la habitación, sin encender la luz para no despertar a su mujer, vistió su conocido atuendo. Cumplida la misión alguien le preguntó al Hombre de Acero: "¿Estás seguro, Superman, de que tu esposa Lois Lane te es fiel?". "Good grief! -se preocupó el héroe-. ¿Por qué me lo preguntas?". Responde el otro: "Porque traes la capa de Batman". FIN.