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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Aquel señor no creía en el espiritismo, pero a la muerte de su esposa quiso saber de ella, y fue a visitar a una famosa médium. La mujer, previo pago, se puso en trance ante su mesa espírita, una mesita de tres patas, y el hombre dijo: "Cuando salía yo de viaje dejaba sola a mi mujer. Ahora quiero preguntar: ¿qué hacía ella en mis ausencias?". Apenas acabó el hombre de formular su pregunta cuando se produjo un extraño movimiento: la mesa cayó al suelo, y dos de sus patitas se abrieron... Decía Babalucas muy orgulloso: "A mi mujer le gusta llevarles la contraria a los gringos. Cuando vamos a McAllen, dondequiera que ve un letrero que dice SALE, ella entra"... El severo genitor le pregunta con enojo a su hija: "¿Por qué insistes en casarte con ese muchacho vago e irresponsable? Dame por lo menos una razón que justifique ese capricho". "Te daré dos -responde la muchacha-. Voy a tener gemelos"... La cantante vernácula lucía un busto exuberante, y un nalgatorio de semejante prominencia, o más. Estaba cantando un huapango muy sentido. Al hacerlo erguía el pecho, como para dar mayor fuerza a la expresión. Uno del público le pregunta a su vecino de asiento: "¿Qué te parecen sus falsetes?". Responde el otro: "Lo de atrás tampoco ha de ser de ella"... Para sorpresa de su papá llegó Pepito con un 6 en Biología. "Al fin aprobaste esa materia que siempre tenías reprobada -se alegra el señor-. ¿Qué te preguntó el maestro?". Responde el niño: "Nos preguntó cuántas patas tiene un ornitorrinco, y yo respondí que ocho. Por eso me aprobó". Se asombra el señor y dice: "Los ornitorrincos no tienen ocho patas. Tienen cuatro". "Sí -dice Pepito-. Pero yo fui el que más se acercó"... Doña Uglicia le informa a su marido: "Voy a tomar clases de natación". "¡De ninguna manera! -protesta él-. ¡Si te ven en traje de baño todos van a pensar que me casé contigo por tu dinero!"... Muy bien se podría decir que este sexenio ha terminado. De la Presidencia no podemos esperar ya más que palabras hasta el fin de este segundo periodo panista. Quienes forman parte de él, empezando por su titular, dan la impresión de que no quieren ya otra cosa más que irse; dar la vuelta a esta página que para nadie, o casi para nadie, ha sido buena. Es una pena que Felipe Calderón, quien con tan buenas intenciones llegó al cargo de Presidente, vaya a ser recordado sobre todo por su fracaso en una lucha que inició sin haberla ofrecido, y sin estar preparado para ella. Todo indica que ni por un milagro su partido seguirá en Los Pinos, sea quien fuere el candidato panista en la próxima elección presidencial. Existe una idea muy generalizada según la cual con un nuevo partido en el poder automáticamente cambiaría la situación, y el orden, la paz y la tranquilidad volverían otra vez a nuestras ciudades. La cuestión no es tan simple, ciertamente, pero ésa es la percepción que hay en los ciudadanos, y ya se sabe que esas percepciones, ciertas o erradas, mueven muchas voluntades a la hora de emitir el voto. El mismo desencanto que la gente llegó a tener del PRI, y que condujo a su espectacular derrota del 2000, ha suscitado el PAN, y es casi seguro que el próximo año vuelva a ser oposición, papel que ciertamente ha desempeñado mejor que el de partido en el poder. La linda zagala campesina iba atravesando un prado. El hacendado la vio, y poniendo al trote a su caballo llegó hasta ella. "¿Cómo te llamas, muchacha?" -le preguntó. La rancherita bajó la cabeza, y con un pie empezó a escarbar el suelo. "Mi llamo María, pa'servir a su mercé" -respondió con tonito tímido. "Estás muy chula, María -le dice el patrón-. ¿Dónde vives?". "Vivo en aquel jacal, siñor" -contesta María con la vista baja y sin dejar de mover la tierrita con el pie. "¿Y a dónde vas ahora?" -vuelve a preguntar el patrón desde su caballo. "Iba a lavar una ropita en el arroyo, siñor" -contesta María con la vista baja y sin dejar de remover la tierra. Le pregunta el hacendado: "¿Y por qué mueves la tierra con el pie?". Responde la rancherita: "Pa' que no esté tan dura orita que me tumbe su mercé"... Rosilita, pequeña niña, se quejó con su mamá: "Mami: en el chapoteadero los niños están jugando a que eran submarinos, y no me dejan jugar con ellos". "¿Por qué? -le pregunta la señora. Explica Rosilita: "Dicen que yo no tengo periscopio"... FIN.

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