MeñicoMaldotado vio en la tele un anuncio que ofrecía un aparato para agrandar el pene. Envió los 3 mil pesos que costaba, y recibió una lupa. Las compañeras de Silly Kohn, vedette de moda, decían que las pantaletas de Silly debían ser del más allá. Explicaban: “Es que piensa que tiene unas pompis del otro mundo”. Un genio de Oriente se le apareció a don Chinguetas y le dio a escoger entre ser el hombre más sabio del mundo o ser el hombre más rico. Don Chinguetas escogió ser el más sabio. Un año después lo entrevistó un periodista. “Ahora que es usted el hombre más sabio del mundo -le preguntó¿qué le ha enseñado su sabiduría?”. Respondió, mohíno, don Chinguetas: “Que debí haber escogido el dinero”. Yo ya tengo candidato a gobernador de Michoacán. Precisaré: ya tengo candidata a gobernadora de Michoacán. Creo que LuisaMaría Calderón es una opción magnífica para que ese estado inicie una nueva etapa de su vida cívica y política. El hecho de que Luisa María sea hermana del Presidente de la República no constituye ningún impedimento, ni jurídico ni ético, para que ella aspire al cargo. Méritos sobrados tiene; su vínculo familiar con Calderón no debe frustrar su legítimo intento de participar en una justa democrática cuyo resultado a fin de cuentas no será decidido por el parentesco, sino por el voto de los ciudadanos. Ojalá ningún partido esgrima en su contra la torpe y negativa frase: “No a la hermana”. Por cierto, la presencia de Luisa María Calderón en la contienda michoacana deja muy mal parada la campaña que bajo el rubro: “No al hermano”, ha enarbolado como principal estandarte de campaña el PAN en su intento de llevar a su candidato, Guillermo Anaya, al gobierno de Coahuila. (Anaya, dicho sea entre paréntesis, es compadre del Presidente Calderón. Habría que preguntar entonces: “¿Y sí al compadre?”). Los anuncios espectaculares del aspirante panista me han hecho recordar el viejo tango según el cual “la historia vuelve a repetirse”. Cuando el PRI andaba de capa caída luego de su estruendosa derrota del 2000, los candidatos priistas asumieron una actitud vergonzante. En su propaganda el logotipo del partido de la Revolución aparecía en tamaño muy pequeño, como si los miembros del tricolor hubiesen querido evitar que se les identificara con el PRI. Pues bien: ahora en las enormes carteleras de Anaya el logotipo de Acción Nacional aparece casi del tamaño de una estampilla de correos, de modo que ni siquiera se advierte que el candidato es postulado por el PAN. Tal se diría que el compadre no quiere que lo dañe la imagen que su compadre y su partido tienen ahora. Pero regreso aMichoacán. Amo profundamente a ese estado. En él -sobre todo en Morelia- conservo amigos de corazón. Me duelen los males de violencia que sufre ese “jardín de las delicias” que Morelos dijo. Pienso que una mujer como Luisa María Calderón podría hacer en Michoacán una valiosa obra de bien. No por ser mujer, sino por ser una persona que reúne todas las características para servir eficazmente a sus conciudadanos. Espero que los michoacanos le den esa oportunidad. (Y espero también que la eventual candidata Calderón pueda superar el efecto Calderón). Un día la esposa de Capronio le anunció con pena: “La cocinera quemó la cena. ¿Podrás conformarte con un rato de amor?”. “Está bien -aceptó el ruin sujeto-. Que venga la cocinera”. El aporreado boxeador se desploma en el banquillo de su esquina, sangrante y lacerado, y le dice con voz de angustia a su manejador: “Olvídate de mí, Negro. ¡Sálvate tú!”. La esposa de don Valetu Di Nario fue a una farmacia. Le dijo al encargado: “Mi esposo es de edad ya muy madura. Le aparecieron en su parte pudenda unos agujeritos, y siente mucha comezón”. “Que la ponga en alcanfor sugirió el farmacéutico-. Ha de ser polilla”. FIN.
