En Salem, Massachusetts, una mujer iba a ser juzgada por adulterio en tiempos de los puritanos. La acusada era guapísima: su enhiesto busto se correspondía con una magnificente grupa, y la inquietante mirada de sus ojos glaucos parecía decir a los varones: "¡Date preso!". El ceñudo juez se dirige a los miembros del jurado: "¿Llegaron ya a un veredicto?". "Sí, su señoría -responde el que lo presidía-. Hemos decidido que se le ponga a la acusada una A". Inquiere el juzgador: "¿Que se le marque la frente con una A de adúltera?". "No, señor juez -replica el otro-. Que se le ponga una A. La calificación más alta". El optometrista le indicó a Babalucas que leyera la tercera línea de la carta, cuyas letras eran AQZFUVTXYGH. Suplica el tonto roque: "Deme una pista, doctor. ¿Qué idioma es?". Simpliciano, joven sin mucha ciencia de la vida, le pidió 'aquellito' a Pirulina. "Jamás me lo han pedido" -dijo ella. "Discúlpame" -farfulló el galancete, apenado por su inconsulta petición. "No -precisó Pirulina empezando a desabotonarse la blusa-. Siempre lo he dado sin necesidad de que me lo pidan". Los domingos, ya se sabe, descanso de mi tarea de orientar a la República, y me dedico sólo a narrar cuentos. Hoy sin embargo, el cariño que siento por Perú me mueve a hacer una profunda reflexión. Don Luis María Martínez, ingeniosísimo señor que fue arzobispo primado de México, solía decir que su hermana era peruana. "¿Nació en Perú?" -le preguntaba alguien. "No -respondía él-. Es peruana porque a todo le pone pero". Con la suerte infeliz de la sardina, que cae de la sartén al fuego, los peruanos asistirán hoy a las urnas obligados a votar entre dos males que eran innecesarios. El torpe encono de los candidatos de centro, que se atacaron entre sí hasta destruirse, llevó a los extremistas a la etapa final de la contienda, y ahora están frente por frente el populista Ollanta Humala, a quien se tilda de discípulo de Chávez, y la derechista Keiko Fujimori, partícipe y heredera del régimen corrupto de su padre. No soy arúspice, vidente ni zahorí. Tampoco gusto de anunciar desdichas a la manera de Casandra. Me temo, sin embargo, que Mario Vargas Llosa, uno de los espíritus más lúcidos de nuestro tiempo, deberá apurar el cáliz amarguísimo de ver la resurrección de "El Chino" en la persona de su hija. Tal sería una de las mayores aberraciones permitidas por ese indispensable riesgo llamado democracia, capaz de inspirar locuras a los pueblos. Pido que mi funesto augurio salga errado. Ojalá los manes del buen sentido presidan los votos que los peruanos emitirán hoy, y se frustre el regreso del fujimorismo. Esperemos que el ganador sea Humala. Como dijo el Arcipreste al encomiar a las mujeres pequeñas de cuerpo: de los males el menor. Vuelvo ahora a lo mío. La pajarita hizo un agujero en la parte inferior del nido que el enamorado pajarito había fabricado para que ahí pusiera ella sus huevitos. Explicó la pajarita: "No quiero tener hijos tan pronto". La crisis económica se ha vuelto muy difícil. Todo mundo ha dejado de gastar. Una chica no pudo conseguir empleo, y decidió meterse a sexoservidora. De esto hace ya dos años, y todavía es virgen. Susiflor le pidió al manager del equipo de softbol que le permitiera jugar. "¿Qué posición prefieres?" -le preguntó él. "Cualquiera" -respondió la muchacha. Ya han practicado 40. Con acento sombrío el médico le informó a la señora: "Su esposo terminará en una hora". "¡Fantástico! -se alegró ella-. ¡Siempre termina en un minuto!". La hermana de Pepito se casó. Los novios decidieron pasar su primera noche en la casa de ella antes de emprender el viaje de luna de miel. Al día siguiente eran las 11 de la mañana ya, y la parejita no bajaba a desayunar. El papá de la chica le pregunta a su esposa: "¿Crees que Pitorro y Dulcilí tardarán todavía mucho?". Pepito se adelanta a responder. "Yo creo que sí. Anoche Pitorro me pidió el pomo de la vaselina, y por error le di el del pegamento". FIN.
