¿Por qué algunas novias sonríen felices al salir de la iglesia donde se casaron? Porque saben que ahora el sexo ya no será tan seguido. La palabra yuppie -también yup, yuppoid o yupster; de young, urban professional) surgió a mediados de los años 80 del pasado siglo. Designaba al joven y ambicioso profesionista cuyo único propósito en la vida era ganar mucho dinero, ascender en la escala social y mantenerse en buena forma a través del ejercicio físico. Yo conocí muchos yuppies. Eran bastante rastacueros -por no decir mamones, sinónimo culterano- en su servil imitación de ese modelo norteamericano, y ahora son señores aburridos que ni hicieron mucho dinero ni ascendieron demasiado en la escala social, por lo demás tan descendente. Pero veo que estoy cayendo en pecado de filosofismo, de modo que vuelvo a mi quehacer, el de narrar inanidades. Un jactancioso yuppie de nombre Wanko Jerkoff iba en su convertible Omega Juliet de último modelo. Al estacionarse abrió la puerta, y un raudo vehículo que pasaba la arrancó y la hizo trizas. Llegó un oficial de tránsito, y Wanko le dijo con gemebundo acento: "¡Mire, agente, lo que ese salvaje le hizo a la puerta de mi convertible!". Replica el oficial: "Ustedes los yuppies son odiosos. Lo único que les preocupa son los bienes materiales. Por estar lamentando lo de su automóvil ni siquiera se ha percatado usted de que el raudo vehículo le arrancó también el brazo". El yuppie, lleno de angustia, vuelve la vista al sitio donde su brazo había estado, y exclama desolado: "¡Dios mío! ¡Mi Rolex!". En el Café de la Parroquia, el sitio más veracruzano de todo Veracruz, se narra todavía la anécdota de aquel viejo carpintero que enviudó, y al poco tiempo contrajo nuevas nupcias con una muchacha pobre a la que prometió nombrarla su única heredera. "Para que me cuides" -le dijo. Un día el carpintero faltó dos días de su casa. Lo buscó su esposa, y dio con él en una cantina del puerto. El hombre, que estaba con amigos, se enojó mucho al verla. "¿Por qué vienes aquí?" -le preguntó irritado. Adujo la muchacha: "Usted me dijo que se casaba conmigo para que lo cuidara". "Para que me cuidaras, sí -rebufó el viejo-. ¡Pero no para que me andes cuidando!". Los ingleses afirman que su idioma tiene muchos recovecos. ¿En qué otra lengua, dicen, la gente "play in a recital, and recite in a play"? El cuentecillo del viejo carpintero nos enseña que también nuestro idioma posee muchas sutilezas. En efecto, no es lo mismo cuidar a alguien que andarlo cuidando. Los institutos electorales, por ejemplo, comenzando por el federal, fueron creados para que los ciudadanos -ya no el Estado ni los gobiernos- organizáramos las elecciones, vigiláramos su desarrollo y dictamináramos sobre su resultado. Sin embargo ahora esos órganos, en vez de representarnos, parecen representar a los partidos políticos; estorban la intervención de los ciudadanos en los procesos electorales más allá de lo que conviene a los intereses partidarios, y aplican una viciosa legislación que limita los derechos civiles y aun llega al extremo anticonstitucional de privar a los ciudadanos del derecho de participar en una elección si no es a través de un partido. No pocas veces los ciudadanos son objeto de presiones por parte de esos organismos que actúan como personeros de los partidos. Creamos esos institutos para que nos cuidaran, y ahora nos andan cuidando. No es lo mismo. El joven empleado se iba a casar. Le dice con ilusión a un compañero de la oficina: "¿Sabes lo que significa llegar por la noche a tu casa y encontrar ahí una mujer cariñosa dispuesta a agradarte?". Responde el otro: "En mi caso eso significaría que me equivoqué de casa". Pepito estudiaba en un colegio de educación bilingüe donde se usaba el sistema americano para calificar. La calificación más alta era A, y F la más baja. (Yo debo ser un hombre promedio: mis iniciales son AF). Cierto día el chiquillo vio el pasaporte de su madre, y le dijo: "Ahora entiendo por qué mi papá anda siempre de mal humor". Pregunta con extrañeza la señora: "¿Por qué?". Responde Pepito: "En sexo tienes una F". FIN.