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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El mes que hoy comienza, julio de 2011, presenta una característica muy especial que debe mencionarse: tiene cinco viernes, cinco sábados y cinco domingos. Eso sucede sólo cada 823 años, de modo que quise destacar la efeméride. Para celebrarla escogí un cuento igualmente inusitado, el que lleva por título "La culebrita verde". Al redactarlo no supe si es el más tierno de cuantos he narrado, o el más sicalíptico. Lo encontrarán mis cuatro lectores al final de esta columnejilla. Léanlo, y juzguen la calidad de ese relato. Antes, sin embargo, narraré algunos inanes chascarrillos, y haré una reflexión también inane... La joven recién casada fue llorando con su mamá, y le dijo: "¡Llegó mi marido cuando no lo esperaba, y me encontró con otro hombre!". Exclama con disgusto la señora: ¡Ah, ese marido tuyo, siempre tan inoportuno!"... Aquel soldado había estado cinco años en la guerra. Volvió al fin a su casa, y su mujer lo recibió en su casa. Pregunta el soldado: "¿Me has sido fiel todo este tiempo, esposa mía?". "Claro que sí -responde ella-. ¿Y tú?". "Jamás en estos años tuve trato con mujer" -responde el mílite. Esa noche la pareja estaba haciendo el amor cuando de pronto se oyó un ruido. "¡Mi marido!" -exclamó con alarma la señora. El soldado dio un brinco, tomó su ropa y saltó por la ventana... Cierto político sintió deseos urentes de carnalidad, y buscó a una chica de tacón dorado. Le preguntó: "¿Cuál es tu tarifa?". Respondió la sexoservidora: "Mira: si me puedes levantar la falda tanto como nos han elevado los impuestos, y bajarme la tanga tanto como nos han bajado la calidad de vida; si puedes durar haciendo el amor lo que duras hablando, y si puedes estar apto el mismo tiempo y con la misma dureza que la crisis, entonces esto no te va a costar nada"... La historieta anterior tiene todos los visos de ser apócrifa, pero retrata el descontento de la gente con la clase política. Mucha política y muy poca clase han mostrado quienes son parte de nuestra vida pública, y de sus actuaciones no ha derivado mucho bienestar para los gobernados. Muy poco tiempo le queda ya a este sexenio, de modo que no se puede esperar mucho ni del Poder Ejecutivo ni del Legislativo. Los mexicanos medimos la historia por sexenios, y por sexenios medimos también nuestra esperanza. Ojalá el próximo las cosas cambien, sean quienes sean sus protagonistas... Sigue ahora el tan anunciado cuento: "La culebrita verde". A la orilla de un estanque de aguas quietas conversaban un conejito y una culebrita verde. Pequeño era el conejito, y la culebrita no muy grande: mediría un metro. La culebrita verde le contaba al conejito algo de su vida. Le dijo: "Un día vino el borreguito y me dijo: '¿Te quieres casar conmigo?'. Le pregunté: 'Si me caso contigo ¿cómo me harás?'. Me hizo el borreguito: '¡Beeee!'. '¡Uy no! -le dije yo-. Eso me asusta. ¡No me casaré contigo!'". "Luego -prosiguió su relato la culebrita verde- vino el torito. Me dijo: '¿Te quieres casar conmigo?'. Le pregunté: 'Si me caso contigo ¿cómo me harás?'. Me hizo el torito: '¡Muuuu!'. '¡Uy no!' -le dije yo-. Eso me asusta. ¡No me casaré contigo'". "Después -siguió narrando la culebrita verde- vino el burrito. Me dijo: '¿Te quieres casar conmigo?'. Le pregunté: 'Si me caso contigo ¿cómo me harás?'. El burrito, entonces, me mostró cómo me haría. Tenía un no sé qué que qué sé yo, y me gustó como me haría, de modo que me casé con él. Y ese matrimonio me cambió". Impresionado con el relato de la culebrita verde, y con su conclusión, le pregunta el conejito: "¿De veras, culebrita, el matrimonio con el burrito te cambió?". "Sí -responde ella-. Antes de casarme con él yo era ranita". (No le entendí). FIN.

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