"¡Mi mami ya no tiene alma!" -lloraba Pepito. "¿Por qué dices eso?" -se asombró su papá. Explica el niño: "En el momento en que llegabas tú vi saltar una sombra por la ventana del cuarto de mi mami, y oí que ella dijo: '¡Adiós, mi alma!'"... En la puerta de una clínica de ginecología se leía este aviso: "Las pacientes que vengan a consulta los lunes, miércoles y viernes serán atendidas en el lado norte de la clínica. Las que vengan los martes, jueves y sábados, serán atendidas en el lado sur. Las pacientes que vengan con urgencia serán revisadas por ambos lados"... Don Pecunio tenía mucho dinero, pero era muy ignorante. El cura del pueblo iba a pedirle un fuerte donativo para reconstruir la iglesia, de modo que se preocupó mucho cuando supo de muy buena fuente que el ricachón había ofrecido dar una importante suma a la universidad local. Fue de inmediato con el dineroso señor y le dijo, severo: "He sabido, don Pecunio, que se propone usted dar una fuerte suma de dinero a la universidad". "Así es, señor cura" -contesta el zafio. "Y dígame -pregunta el sacerdote-. "¿Está usted enterado de que en esa institución los muchachos y las muchachas acostumbran matricularse juntos?". "No, no lo sabía" -contesta algo desconcertado el hombre. "¿Y le han informado -prosigue muy serio el sacerdote- que a veces los alumnos y las alumnas hacen un picnic?". "Le aseguro, padre -se preocupa el rico-, que no tenía conocimiento de eso". "¿Y sabía usted -prosigue el sacerdote-, que las alumnas les dan el currículo a los profesores?". "¡Caramba! -se consterna don Pecunio-. Créame, padre, que no sabía hasta dónde ha llegado la degeneración de las costumbres en las instituciones de educación superior. ¡No les daré ni un centavo!"... En las elecciones de Coahuila el PAN obtuvo cerca de 400 mil votos. Uno de los pequeños partidos locales que en Coahuila existen puede preciarse apenas de haber alcanzado 3 mil. ¿Cuántos diputados de representación proporcional tendrá este partidito en el Congreso del Estado? Uno. Y ¿cuántos tendrá el PAN? ¡Uno también! Esa clara aberración es resultado de una legislación electoral a todas luces inequitativa. Se desconoce el valor de la copiosa votación obtenida por el PAN, y un minúsculo partido, que casi no tiene existencia real, obtiene una curul sólo por haber participado en el proceso electoral en alianza con el PRI. Y todavía así se le está regateando a Acción Nacional una segunda diputación que con razón reclama. Se dice que el reparto se hace conforme a las normas establecidas, pero tales normas corresponden a una situación viciada, pues de su aplicación deriva que se anula la voluntad y la representación del elevado número de coahuilenses que dieron su voto al partido blanquiazul. El triunfo del PRI fue contundente; tendrá el control del Congreso, pues ganó por mayoría todos los distritos electorales en disputa, y alcanzará en total 23 diputaciones. No necesita entonces dar la impresión de buscar un absolutismo de aplanadora. En modo alguno se trata de pedirle al priismo magnanimidad, sino reconocimiento al derecho que tienen cientos de miles de coahuilenses a no ser borrados de plano de la Legislatura local. Hasta donde sé, no votar por el PRI no es todavía un delito... Un tipo le cuenta a otro: "Anoche cené huevos, y sentí como una patada en el hígado". Le dice el otro: "Qué bueno que no cenaste hígado". (No le entendí)... Silly Kohn, vedette de moda, le confió a una amiga: "Soy atea, pero estoy pensando en renunciar a mi ateísmo". "¿Por qué?" -pregunta la amiga. Responde Silly Kohn: "Tiene sus desventajas eso de hacer el amor y no poder gritar en el delirio: '¡Dios mío! ¡Dios mío!'"... Don Poseidón, granjero acomodado, contrató a un lacertoso mancebo para que sirviera de peón en la granja. No sirvió de nada el mozallón, pues se la pasaba todo el tiempo mano sobre mano, haraganeando, y lo único que hacía -aparte de silbar todo el tiempo la sentida canción "Dos arbolitos", de Chucho Martínez Gil, era rondar el balcón de Bucolina, la hija del granjero. Doña Holofernes, la esposa de don Poseidón, trató el asunto en la sobremesa, y le sugirió a su marido que despidiera al apático poltrón. Le dijo a su marido: "Ya lleva aquí medio año, y no ha hecho nada de provecho". "¡Cómo no, mamá! -lo defendió con vehemencia Bucolina-. ¡Me quitó esos penosos malestares que me daban cada mes!". FIN.