"Soy ninfómana" -le dijo la sensual mujer al joven y apuesto psiquiatra. Le indica el analista: "Puedo tratarla, pero debo advertirle que mis honorarios son de mil pesos la hora". "Ya veo -replica la voluptuosa fémina-. Y ¿cuánto por toda la noche?". Pepito vio a su hermanito de unas horas de nacido. Masculló entre dientes: "Con razón mi mami lo escondía abajo del vestido". El juez de lo familiar le pregunta al marido: "Por qué quiere usted divorciarse de su esposa?" El hombre, hosco, responde: "Encontré unos calzones debajo de mi cama". El juzgador se indigna. "¿Y pretende usted divorciarse por el simple hecho de haber hallado unos calzones ahí?". Explica el sujeto: "Es que adentro de los calzones estaba un individuo". El instructor de paracaidismo le dijo al recluta que iba a hacer su primer salto: "Lánzate; cuenta hasta 10, y luego tira del cordón que abre el paracaídas". El muchacho preguntó, nervioso: "¿Hasta cuá-cuántas di-dijo que de-debo co-contar?". Contestó el instructor: "Hasta 3". El tímido muchacho le hizo una salaz propuesta a la avispada chica. Ella inquirió, amoscada: "¿Quién te dijo que podías hacerme una proposición así?". Respondió con paladina franqueza el mozalbete: "Todos". (O sancta simplicitas! ¡Oh, santa inocencia! La tuve yo una vez, pero luego cumplí tres años de edad y .). Ya puede olvidarse Marcelo Ebrard de los debates, encuestas "para ver quién está mejor posicionado", convenios, tratos, arreglos y demás protocolos pactados con López Obrador para determinar quién de los dos será el candidato de la entelequia llamada izquierda mexicana en la próxima elección presidencial. Ese procedimiento podría descartarlo a él, pero de ninguna manera a López Obrador. Por encima de todos los acuerdos pasados, presentes o futuros, AMLO estará en las boletas electorales, sea por un partido, sea por dos o tres, según lo declaró ya él mismo. Desde el día siguiente a aquél en que Calderón fue declarado ganador -haiga sido como haiga sido-, el tabasqueño inició una nueva campaña presidencial. Aprovechando astutamente sus ventajas de francotirador le ha dado varias vueltas al país, y ha formado con la Morenita mía una estructura y un capital de votos que ni loco pondrá al servicio de otro. Así las cosas, Ebrard se topará ineluctablemente con una disyuntiva: o lanzar él también su candidatura, contra todos los vientos y todas las tempestades lopezobradoristas, o sumarse con resignación a las huestes del rayo de esperanza, para aguardar mejores tiempos en que quizá los vientos de la alternancia democrática podrían ponerlo, tras un eventual sexenio priista, en aptitud de ser la opción de quienes querrían dar una oportunidad a las izquierdas moderadas de gobernar este país. En trances como el de don Marcelo una senaduría- por decir algo- ha sido para otros premio de consolación y sala de espera. Y luego ya veremos. Viene ahora un cuentecillo picaresco. Lo leyó doña Tebaida Tridua, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías y declaró: "Picaresco el Lazarillo de Tormes. Este cuento es sicalíptico, pornográfico, impúdico, cínico, sórdido y salaz". Y añadió: "Voy a leerlo otra vez, a fin de confirmar la procedencia de esos adjetivos". Los lectores que no gusten de leer cuentos calificados de ese modo harían bien en apartar los ojos de semejante badomía. Por travesura los nietos adolescentes de don Languidio le pusieron a su abuelo una pastilla de Viagra en el café. Un par de horas después vieron que el añoso señor se levantó trabajosamente de su sillón para ir al baño. Regresó con la sección delantera del pantalón toda mojada. "¿Qué te sucedió, abuelo?" -le preguntaron. Responde el veterano: "Fui al baño, y saqué la parte que debía sacar para hacer lo que iba a hacer. Me sorprendió ver cómo estaba. Pensé: 'Ésta no puede ser la mía'. Y la volví a guardar". FIN.
