Sor Bette llevó a sus alumnas a conocer una granja. Al llegar vieron cómo el gallo se lanzaba sobre una gallinita, que salió corriendo para librarse de la lúbrica acometida del lascivo pájaro. En su carrera la gallina atravesó el camino, y un raudo vehículo la atropelló. "¿¿Vieron eso, muchachas? -exclama Sor Bette emocionada-. ¡Prefirió la muerte!". El encargado del censo le preguntó a Babalucas: "Fecha de nacimiento". Él dijo el día y el mes. Inquiere el funcionario: "¿¿Qué año?". Responde el badulaque: "Todos". El jefe de tropa de los boy scouts era un fornido y gallardo adolescente. Himenia Camafría, madura señorita soltera, le dice con untuosa sonrisa y sugestiva voz: "¡¡Hola, guapo! ¿Te gustaría hacer conmigo tu buena obra del día?". Comentaba Silly Kohn, vedette de moda: "Mi vida es muy metódica: del hotel al teatro; del teatro al hotel. Y, en la madrugada, del hotel a mi casa". Uno de los primeros descubrimientos que los jubilados y pensionados hacen es que no es cierto aquello de que "Time is money". En efecto, al dejar de trabajar el tiempo les sobra y el dinero les falta. No hay nada tan difícil de hacer como no hacer nada, pero para hacer cualquier cosa fuera de casa se necesita dinero, y el dinero escasea. Decía un jubilado: "Me sobra mes a fin de pensión". Por eso quienes laboramos durante 30 años o más -40 trabajé yo de profesor, en el aula, frente al grupo-, y los que se retiraron por incapacidad, tuvimos un motivo de alegría cuando los diputados aprobaron la iniciativa de que no se aplicara ya el Impuesto Sobre la Renta a las pensiones, hasta 25 salarios mínimos. Sin embargo ese acuerdo no ha tenido efecto, y se nos sigue haciendo el cobro. Sucede que no hubo tiempo ya para que los senadores dieran plena vigencia a esa reforma mediante el trámite correspondiente en la Cámara Alta, pues el 30 de abril pasado concluyó el período de sesiones. Esperamos que al comenzar el nuevo período, el primer día de septiembre, los senadores dictaminen y aprueben con prontitud dicha iniciativa. El monto de las pensiones que reciben la mayoría de los pensionados y jubilados es casi siempre magro. Indigna a veces conocer lo exiguo de las cantidades que perciben muchos de ellos, tan poco que apenas les alcanza para mal comer. Esas menguadas sumas se acortan aún más por la tributación citada, con lo que la situación de innumerables mexicanos se vuelve más difícil. Ojalá los senadores no tarden en dictaminar y aprobar esa iniciativa. Con eso harán un acto de justicia. Cumplida la modesta misión que me he fijado, de orientar a la República, narraré un chascarrillo final, y luego, como se dice en lenguaje teatral, haré mutis. Los gatos llevaban a cabo en la azotea sus ritos amorosos, y al hacerlo rompían el silencio de la noche con sus mayidos, bufidos, quejos y gemidos. La pequeña Florilí le preguntó a su padre: "¿¿Por qué los gatos hacen así?". El señor inventó una respuesta para salir del paso. Dijo: "Es que les duelen las muelas". Días después el hombre salió de viaje. A su regreso le dijo la niñita: "Ahora que estuviste fuera el vecino venía por las noches, y a mi mami le dolían las muelas". (Nota aclaratoria: aquello no era dolor de muelas, como creía la inocente criatura. Los acezos, jadeos, gritos, clamores, ululatos y quejidos de la señora, y aquellas vehementes expresiones que con tanto entusiasmo profería, como: "¡¡Dale, mi negro!", "¡¡Qué ricash coshash, papashito shanto!" y otras de igual naturaleza, se debían al deliquio de la pasión ilícita que gozaba la pecatriz mujer. No soy nadie para hacerle un reproche, mas considero que eso de: "¡¡Qué ricash coshash.!", etcétera, atenta gravemente contra la pureza de nuestro hermoso idioma, de por sí tan maltratado en los tiempos que corren por la ola incontenible de anglicismos que nos invade, y que nadie se encarga de frenar). FIN.
