Don Languidio, senil caballero, le dijo a Pirulina que la amaba. Ella, muchacha sabidora, empezó a desabotonarse la blusa. Quería medir las potencialidades de su maduro pretendiente. Con sonrisa voluptuosa le pidió: “Deme una prueba de su amor”. “¡Ay, linda! -suspiró el provecto galán-. ¡A mis años tendrás que creerme bajo palabra!”... El boxeador subió al ring vistiendo tutú y zapatillas de ballet. El mánager del otro peleador le dice al oído a su púgil: “Ten cuidado. Se me hace que va a bailar mucho”... La joven señora que iba a dar a luz le preguntó a su ginecólogo: “¿Podrá mi esposo acompañarme en la sala de partos?”. Respondió el facultativo: “Siempre he sido partidario de que el padre de la criatura esté en la sala”. “Oh no -se preocupó la parturienta-. Él y mi esposo no se llevan bien”... Babalucas acaba de abrir su nuevo negocio: una sala de masajes con el sistema de hágalo usted mismo... Sé bien que mi modesta misión consiste en orientar a la República. Sin embargo este día voy a orientar al PAN, que anda tan desorientado como la Nación, quizá porque ambos tienen el mismo presidente. De todos los precandidatos varones que Acción Nacional tiene para la elección del 2012 no se hace un solo candidato bueno. Los seis poseen el mismo carisma de un adobe. Así las cosas, con esa flaquísima caballada varonil, Josefina Vázquez Mota representa la única posibilidad que tiene el partido blanquiazul de hacer un buen papel en la justa presidencial. Acartonados, sin atractivo alguno para los votantes, cualquiera de los señores panistas que aspiran a la candidatura repetiría la debacle del Estado de México. En cambio Josefina tendría una presencia significativa en la contienda. Es carismática, agradable; posee un discurso brillante y persuasivo. (En este punto debo hacer una sincera confesión. Cuando me tocaba participar con ella en un ciclo de conferencias, siempre pedía yo a los organizadores que me pusieran antes, pues hablar después de Josefina equivalía a hacer que las cosas fueran de más a menos, y eso no era bueno para el evento, y menos aún para mí). Además sería muy bueno que en la lucha por la Presidencia participara una mujer. El mensaje de Josefina llevaría de seguro un gran contenido ético, de valores, que no suele escucharse en las campañas políticas. He aquí, pues, la única oferta plausible que puede hacer el PAN a los votantes, distinta por completo a las que harán los otros partidos. Sería una propuesta digna, de mucha altura, y con posibilidad real de obtener la simpatía -y por lo tanto el voto- de muchos electores. Por todo lo anteriormente dicho, y por mil cosas más, la mejor opción que para el 2012 tiene Acción Nacional es Josefina Vázquez Mota. ¿Se los firmo?... Sigue ahora un cuento de color subido. Quienes no gusten de los tonos fuertes deben suspender aquí mismo la lectura. Hubo un concurso universal para elegir a Mister Pito. Se trataba de encontrar al hombre que en todo el mundo tuviera la parte varonil más fuerte. Quedaron como finalistas tres participantes: el japonés, el alemán y el mexicano. El nipón partió con la aludida parte, y de un solo golpe, un tablón grueso, y se llevó el aplauso de la concurrencia. El germano usó lo suyo para romper en dos una gran roca, también de un golpe solo, y su proeza fue saludada con una ovación atronadora. Subió al escenario Pancho Tripié, que así se llamaba el representante de nuestro orgullo nacional, y haciendo: “¡Fuaaa!” clavó con un solo golpe de su atributo masculino una alcayata en un riel de ferrocarril. La admiración del respetable público fue inconmensurable. Toda la gente se puso en pie y saludó con fragorosas palmas y estentóreos vítores la portentosa hazaña del mexicano. Éste agradeció con modestia, haciendo repetidas caravanas, aquellas entusiastas efusiones. En seguida pidió silencio, y anunció al tiempo que se sentaba sobre el riel: “Y ahora, para corresponder a los aplausos del bondadoso público, voy a sacar la alcayata”. FIN.
