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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

El famoso karateca llegó a su casa y sorprendió a su mujer en apretado trance de concúbito con un desconocido. Furioso, el karateca adoptó la posición de combate, y gritó amenazante: "¡Yaaaaaa!". "Ya casi, señor" -respondió agitadamente el individuo... Aquel muchacho estaba casado con una chica que era guitarrista de concierto. Vivía feliz con ella. Sólo una sombra opacaba su ventura: la muchacha tenía poco busto, y a él le gustaban las mujeres con mucha pechonalidad. Bien lo dijo Balzac: "Una mujer sin busto es como una cama sin almohada". Cierto día entraron los dos en una tienda de antigüedades y vieron ahí una lámpara de estilo oriental que les gustó. La compraron, y al llegar a la casa él la frotó para limpiarla. De la lámpara salió un genio. "Gracias por romper mi encantamiento -dijo el genio-. Tienes derecho a que te cumpla dos deseos". Sin vacilar pidió el muchacho: "Haz que el busto de mi mujer sea más grande". El genio hizo un ademán sobre el menguado planisferio de ella, y los dos atributos pectorales de la asombrada chica crecieron de tal manera que Sofía Loren, Gina Lollobrigida, Silvana Pampanini y otras féminas de tetamen legendario quedaron en calidad de despechadas. "¡Santo Cielo! -exclamó la muchacha al ver su frontis colmado con tan munífico caudal-. ¡Con este busto no voy a poder alcanzar la guitarra! ¡Pídele al genio, como segundo deseo, que me reduzca algo el busto! ¡Si no lo haces, mi carrera de concertista habrá acabado!". El muchacho, sin apartar la golosa mirada del nuevo atractivo de su mujercita, le pidió al genio: "Haz que los brazos de mi mujer sean más largos"... Cada año, en el día de su aniversario -que es el de Santiago Apóstol-, mi ciudad entrega una preciada presea a los saltillenses que se han distinguido por su vida y su obra en bien de los demás. El pasado lunes la recibió el doctor José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, en quien Saltillo tiene uno de sus mejores hijos. Un espléndido discurso de recipiendario pronunció el doctor Narro Robles. En él dijo estas palabras: "...Hoy que México vive momentos complejos, debemos insistir una y otra vez en regresar a lo fundamental, a aquello que nos puede resolver los problemas, a lo que puede proyectarnos a un porvenir más alentador. Hay que fortalecer la educación, la ciencia y la cultura. Hay que trabajar intensamente para combatir la pobreza, para cerrar la brecha de la desigualdad, que en los extremos de la población es cada día más lacerante...". Los conceptos del rector de la UNAM son un llamado a vivificar los valores que dan sentido y rumbo a una comunidad, pero son -sobre todo- una convocatoria a la justicia, cuyo reloj en México va trágicamente atrasado. En lo personal yo agradecí profundamente lo que dijo el doctor Narro al señalar mi presencia en el recinto: "Gracias de verdad, don Armando, por deleitarnos con su lectura; por enseñarnos todos los días lecciones maravillosas de vida, y al mismo tiempo por ese extraordinario sentido para ver y analizar los asuntos y temas del país". Aquí le doy las gracias al señor Rector por su generosidad, y le expreso mi enhorabuena por haber recibido la Presea Saltillo 2011, con tanto tino discernida y tan elegantemente recibida... En una reunión varias señoras de diversas condiciones sociales intercambiaban información acerca del método anticoncepcional que cada una utilizaba. Dijo la primera que ella recurría a la píldora. La segunda empleaba el dispositivo intrauterino. La tercera declaró que ella y su esposo preferían el condón. Otra manifestó que no usaba ningún método que no fuera el natural. Una de las señoras callaba. "Y tú -le preguntaron las demás- ¿qué método empleas?". "El de la cubeta" -respondió la interrogada. "¿La cubeta? -se extrañaron las otras-. ¿Cuál es ése?". Explica la señora: "Mi esposo y yo no disponemos de recursos para adquirir los método anticonceptivos de farmacia, ni tenemos la fuerza de voluntad que se requiere para emplear el natural. Entonces hacemos el amor de pie. Como él es muy bajito de estatura se sube sobre una cubeta. Cuando empieza a jadear fuerte, en el momento justo en que el trance va a acabar, entonces le doy una patada a la cubeta"... FIN.

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