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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Doña Panoplia y don Sinople, matrimonio de la alta sociedad, llegaron a un lujoso restorán. Él iba de esmoquin; ella lucía vestido largo de pronunciado escote. Cuando el mesero estaba tomando la orden doña Panoplia hizo un movimiento repentino, y sus encantos pectorales salieron del vestido. Terminada la cena, y una vez que la pareja se hubo retirado, el capitán llamó al mesero y lo reprendió. Le dijo: "Pierre: el nuestro es un restorán elegante. La próxima vez que debas acomodar el busto de una dama no uses las manos: utiliza un par de cucharas tibias"... Un tipo llegó presuroso con el gendarme de la esquina y le preguntó, agitado: "¿No vio pasar corriendo a un individuo lleno de sangre, con una herida grande en el cachete, una rajada en el cuello, una oreja cortada por completo y la otra partida a la mitad?''. "No, no lo vi -responde con alarma el guardián del orden público-. ¿Qué sucedió?''. Dice muy enojado el tipo: "¡El desgraciado salió corriendo de mi peluquería sin pagarme la rasurada!''... "A ver, niños -pregunta la maestra-. ¿Cuántos huesos tiene el hombre?''. Pepito levanta la mano de inmediato. "¡Dos!'' -responde sin vacilar. "Pero, Pepito -suspira la profesora-. ¿Cómo va tener el hombre dos huesos?''. "Ah, huesos' -dice entonces Pepito-. Discúlpeme, oí mal". Llega el señor a la tienda que vendía balanzas de precisión y dice al dueño: "Soy farmacéutico, y necesito una balanza muy exacta''. "Tengo la mejor -le informa el de la tienda-. Registra hasta una millonésima de gramo''. Y le muestra el aparato. Lo examina el farmacéutico y pregunta luego receloso: "¿De veras es fiel esta balanza?''. "Tan fiel como su esposa'' -contesta con una sonrisa el dueño-. El señor vacila un poco y dice luego: "¿Podría mostrarme otra?''... Ponemos el grito en el cielo, en la tierra y en todo lugar por el mal trato que los migrantes mexicanos reciben en Estados Unidos, pero no vemos los terribles abusos que sufren los migrantes que llegan a México procedentes de los países de Centroamérica y América del Sur. La corrupción y la criminalidad se ceban en ellos, y son objeto de hostigamiento y discriminación. Aquí sí se cumple aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no mirar la viga en el propio. Los pobres que por hambre salen de sus países en busca de realizar el cada vez más irrealizable sueño americano, miran en México una especie de temible selva llena de peligros que deben atravesar para llegar al paraíso. Ciertamente hay aquí gente de buena voluntad que les ayuda en su peregrinaje hacia el norte. Sacerdotes católicos ejercitan en ellos la caridad cristiana, y padecen muchas veces, por lo mismo, suspicacias y persecución. Algunos malos funcionarios actúan en modo tal que varios organismos de protección al migrante, y quienes buscan protección para ellos, han llegado al extremo de pedir que desaparezca la oficina gubernamental encargada del manejo de los asuntos migratorios. Si queremos buen trato para nuestros paisanos en "el otro lado" debemos tratar bien a los trabajadores que vienen de otros países no para quedarse en el nuestro, sino como vía de paso para llegar a Estados Unidos. No hagamos un trabajo sucio en beneficio de otros. En el automóvil el tímido muchacho le dio unos besitos en la mejilla a la coqueta chica. "Son unas cucharaditas de amor'' -le dijo meloso. Pregunta ella con impaciencia: "¿Te pasa algo en la pala?''... Furiosa por la enésima tardanza de su esposo la señora se determinó a no admitirlo en la casa. Llegó el individuo a las 2 de la mañana, y empezó a gritar y a dar grandes golpes en la puerta. Decidida, la señora se asomó por la ventana del segundo piso y le informó que no le abriría. El borracho elevó aun más el tono de la voz, con lo que todos los vecinos salieron a ver lo que pasaba. El ebrio se dirige a ellos: "Mi mujer no me quiere dejar entrar, amigos -les dice-. Presume de virtuosa, pero para que lo sepan, yo le hice el amor desde antes de casarnos''. "Eso no tuvo ningún chiste, vecinos -informa la mujer desde la ventana-. Lo mismo hicieron todos sus amigos''... La señora leía en la cama un libro acerca de la liberación femenina. "Dime, Nevelio -le reclama a su marido-. ¿Por qué tú nunca has hecho de mí un objeto sexual?''... FIN.

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