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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Doña Pomponona, señora atocinada y cachigorda, sufría lo indecible por su excesivo peso. Yo le habría dicho que no se atribulara: las gorditas están ahora muy de moda, y en cierta forma es mejor ajamonarse que acartonarse, si esa abundancia cárnica no constituye una amenaza para la salud. Muchos hombres gustan de holgarse con una mujer rica en arrobas, aunque ella deba guiarlos para llegar al anhelado paraíso: "Quebrándose, quebrándose. Derecho, derecho. Más, más, más. Otro poquito. Ai'stás ya". Y sin embargo doña Pomponona se sometía a rigurosas dietas para quitarse kilos. Cada lunes empezaba una diferente, y en ella perseveraba hasta el mediodía del martes. Hizo la dieta de la luna y la de Banting, primera en tener popularidad tras de que su inventor inquietó al público con un opúsculo que tituló "Letter on corpulence", publicado en 1863. (Precisamente el año en que Ranavalona I, llamada La Panzona, subió al trono de Madagascar. La sucedieron sus primas Ranavalona II y Ranavalona III, quien reinó hasta 1897. Las tres se casaron con su primer ministro, Rainilaiarivony, apodado El Macarra). Después hizo doña Pomponona otras distintas dietas: la de Atkins, la Breatharian, la Crash, la Detox, la Eat Clean, la Fatfield, la Gerson, la Herbalife, la Inuit, la Jenny Craig, la ketogénica, la luteine-free; la macrobiótica; la Natural Foods; la Okinawa; la Pritikin; la Rastafarian; la Scarsdale; la vegetariana; la de los Weight Watchers, y la Zone diet. Ninguna de esas dietas le dio buen resultado, por la poca constancia con que las hacía. El caso es que una mañana iba la robusta señora por la calle, y se le apersonó una mendigo que le dijo con plañidera voz: "Señora: llevo tres días sin comer". "¡Caray, buen hombre! -se admiró doña Pomponona-. ¡Quién tuviera su fuerza de voluntad!". Yo escribo en los papeles públicos, y eso entraña la permanente tentación de abdicar de la propia voluntad y dejarse llevar por lo políticamente correcto. En mi caso procuro contrastar esa corrección, muchas veces efímera, y cambiante siempre, con lo razonablemente correcto, vale decir con eso que se llama sentido común. Pongo un ejemplo. En estos días lo políticamente correcto es pedir que el Ejército y la Marina vuelvan a sus cuarteles y no participen ya en la lucha contra la delincuencia. ("¡Alto a la guerra!"). Pero lo razonablemente correcto es preguntar, en vista de la corrupción que priva en las corporaciones policiacas, quién enfrentaría a las bandas criminales, y quién protegería a la población civil, si en esa lucha faltaran las fuerzas armadas. Otro ejemplo. A cada minuto la Reina de "Alicia en el País de las Maravillas" gritaba: "Off with his head!". "¡Córtenle la cabeza!". Ahora ese grito, políticamente correcto, se escucha en relación con el alcalde panista de Monterrey, cuyo hermano -¡qué soponcio!- vendía queso -¡que sofisma!- a los casinos regios, a cambio de lo cual recibía cuantiosas sumas de dinero. Aquí lo razonablemente correcto es inquirir con quién partía el queso el tal hermano, y con quién lo han partido antes los poderosos dueños de esos negocios. Después de esa investigación, y de los efectos jurídicos correspondientes, entonces sí, procédase. En cuanto a los casinos, que son materia de la Federación, ésos seguirán funcionando aunque les corten la cabeza al alcalde y al gobernador y pongan a otros. A los casinos los protege la institución del amparo. Y, peor aún, los protege el amparo de la institución. Un monarca europeo, un presidente latinoamericano y un jeque árabe disfrutaban sendos martinis en un bar cercano al edificio de la ONU, en Nueva York. Dice el rey europeo: "Tengo cuatro hijos. Uno más y podré tener una quinteta de basquetbol". "Yo -dice el presidente latinoamericano- tengo ocho hijos. Uno más y podré tener una novena de béisbol". "Pues yo -dice el jeque árabe- tengo 17 esposas. Una más y podré tener un campo de golf". (No le entendí. Se me escapa la relación que un campo de golf puede tener con el harén del aludido sheik. ¿Será esto un misterio de "Las mil y una noches"?). FIN.

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