Don Algón, ejecutivo de empresa, llenaba un cuestionario del Gobierno: "Indique cuántos empleados tiene, separados por sexo''. "Ninguno -respondió don Algón-. Aquí el sexo no separa a los empleados: los une''... Rosibel le pregunta a Susiflor, que acababa de dar a luz: "¿Qué nombre le vas a poner al niño?''. Responde Susiflor: "Rodolfo Humberto Juan Antonio Leonardo Alberto Jorge Luis ''. Dice Susiflor: "¿Entonces de plano no supiste quién es el papá?''... El merolico proclamaba a voz en cuello las prodigiosas virtudes del tónico rejuvenecedor que vendía. A su lado una niñita de 6 años entregaba a los clientes el elixir. Un señor se dirige al merolico: "¿De veras ese tónico sirve para rejuvenecer?''. "Claro que sirve'' -responde el merolico. Y así diciendo le pide respetuosamente a la niña: "Por favor muéstrele un frasco al señor, abuelita''... Simpliciano, muchacho sin ciencia de la vida, le dice a su padre: "Apá, me quiero casar con Uglilia''. "Pero, hijo -contesta desolado el genitor-. ¿Qué le has visto a esa muchacha tan fea?''. "No le he visto nada -declara Simpliciano-. Precisamente por eso quiero casarme con ella, para poder verle algo''. ¿Cuántos discursos se habrán dicho en este país de políticos discurseros? Incontables seguramente son, como las estrellas del cielo, como las arenas del desierto, como las olas del mar, como las modificaciones a la Miscelánea Fiscal. El más importante de todos los discursos que en México se han pronunciado es el que dijo el Padre Hidalgo, en el atrio de la parroquia de Dolores, a las 5 de la mañana del 16 de septiembre de 1810. Esa arenga determinó el curso de nuestra historia. Y sin embargo, no sabemos lo que Hidalgo dijo a quienes oyeron sus palabras. Por increíble que parezca, ningún registro quedó de ellas. Es muy probable, sí, que el cura de Dolores haya hablado en defensa del rey de España y de la religión católica. Fernando Séptimo, habría dicho, estaba preso de Napoleón, y los franceses eran enemigos de la fe. Las autoridades de la Nueva España estaban en connivencia con ellos. Había, pues, que levantarse en armas para salvar el altar y el trono. ¡Qué altar y trono, ni qué ojo de hacha, como antes se decía! Hidalgo, a fuerza de criollo, quería separar a "la nación mejicana" de la dominación española. Pero si declaraba su propósito seguramente el pueblo no lo iba a seguir en la empresa. Para lograr el apoyo popular Hidalgo debió contar aquella paparrucha al grito de "¡Viva Fernando Séptimo y muera el mal gobierno!". Todo para encubrir su propósito final, el de la independencia. Es muy probable, entonces, que los movimientos que culminaron 11 años después con la emancipación lograda por Iturbide, hayan empezado con un discurso demagógico. Así las cosas ¿extrañará la demagogia que hay en el 99.99 por ciento de los discursos políticos que oímos?... El joven Babalucas iba caminando por la playa con su amigo. Una linda muchacha se cruzó con ellos y puso en Babalucas la mirada de sus profundos ojos negros que al mirar decían: "Date preso". La segunda vez que se cruzaron le sonrió. Y la tercera le guiñó un ojo. Babalucas, emocionado y ardiendo ya en amor, le preguntó a su amigo: "¿Qué debo hacer la próxima vez que me cruce con esa hermosa joven?''. Le aconseja el otro: "Demuéstrale que estás loco por ella''. La siguiente vez que la chica pasó a su lado Babalucas puso cara de idiota, se llevó un dedo a los labios y comenzó a hacer: "¡Br, br, br, br!''... Rosilita, niña de inocencia angelical, fue con su papá a visitar a una tía. Cuando llegaron le dijo ilusionada: "¡Tía, tía! ¡Enséñame tu arañita!''. "¿Cuál arañita? -se sorprendió ella-. Yo no tengo ninguna arañita''. "-¡Cómo no! -insistió la pequeña-. Mi papá me dijo: 'Vamos a ver a la araña de tu tía'''... Hubo extrañeza entre los que jugaban a la ruleta en un casino de Las Vegas cuando aquella estupenda rubia se sentó sobre la mesa de juego y puso en el tapete sus rotundas y abundantes pompas. Explicó la mujer: "Estoy apostando lo último que me queda''... Las amigas de la muchacha llegaron a invitarla a un antro. "Ligericia -amonestó a la chica su mamá cuando ya iban a salir-. Ten mucho cuidado con tus piernas''. Pregunta una de las amigas: "¿Se le cansan?''. "No -responde la señora-. Se le abren''... FIN.