Aquel torpe individuo, perteneciente a la baja ralea de los llamados flashers, hombres que gustan de exhibir sus vergüenzas, hizo fila para entrar en el avión, y cuando llegó ante la joven que recogía los pases de abordar se abrió la gabardina y se mostró ante ella. "Lo siento -le dijo con toda calma la muchacha-. Debe usted presentar todo el boleto, no nada más el taloncito"... Una chica le comentó a otra: "Jamás me lanzaré en bungee, ese juego de riesgo en que te atan por los tobillos a una cuerda de hule y luego te arrojan al vacío. Y es que el bungee es como el condón: si se rompe el hule ya te jodiste". (Le preguntaron a la cigüeña: "¿Cuál es tu pasatiempo favorito?". Respondió: "Asustar a parejitas de novios")... Don Martiriano le informó a su mujer, doña Jodoncia: "Tendré que dejar el trabajo en la fábrica. Me examinaron los ojos, y salió que soy débil de vista. Voy a recibir media pensión". Replica doña Jodoncia: "Si de debilidad se trata les hubieras dicho que te examinaran otra parte. Habrías recibido pensión completa"... Llegó un sujeto al departamento de urgencias del hospital. "Quiero que me pongan una inyección antibritánica". "Querrá usted decir antitetánica" -lo corrigió el médico encargado. "No -reiteró el individuo-. Antibritánica. La herida me la hizo mi mujer con una llave inglesa, no con una teta"... Mi iglesia, la católica, tiene el monopolio oficial de la palabra "santo", pero ciertamente no tiene el monopolio de la santidad. Por eso me gusta un libro escrito por Robert Ellsberg, "Todos los santos", donde el autor confiere ese título, el de santos, a numerosos hombres y mujeres -muchos de ellos no católicos- cuyas vidas, profundamente espirituales, fueron de bien y enriquecieron con los dones de la belleza, la justicia o la verdad el mundo en que vivimos. En esa lista están lo mismo Bach y Mozart que Dostoievski o Tolstoi; Flannery O'Connor o Silone igual que Martin Buber y Bernanos; el mexicano César Chávez y el obispo Óscar Romero junto a Mahatma Gandhi y Martin Luther King. Tambien Vincent van Gogh es considerado santo en ese libro. Su honda fe nada tenía que ver con la religión institucionalizada. Cuando por haber reprobado un examen de latín hubo de abandonar los estudios que lo harían clérigo, dijo a sus profesores: "¿Piensan ustedes que esto es indispensable para un hombre que quiere dar paz y alegría a quienes sufren o están tristes, y reconciliarlos con su vida en la tierra?". Pues bien: Ellsberg tiene ahora una razón más para dar a Van Gogh la calidad de santo. Siempre se creyó que el pintor se había suicidado. En efecto, murió a causa de un disparo. Sólo que el balazo no se lo dio él. Dos escritores norteamericanos, Steven Naifeh y Gregory White Smith, investigaron a fondo las circunstancias de la muerte del artista, y encontraron evidencias según las cuales habría muerto en forma accidental. Van Gogh conocía a dos adolescentes con los cuales bebía algunas veces. El día del suceso uno de ellos jugaba con una pistola en mal estado. El arma se disparó, y la bala hirió a Vincent. Para evitar que el muchacho fuera a la cárcel, el pintor declaró que él mismo se había hecho el disparo. El sitio de la herida -en la parte alta del abdomen-, la trayectoria oblicua de la bala, y el hecho de que la pistola no fue encontrada debieron haber llevado a las autoridades a dudar de su dicho, pero no lo hicieron, pues Van Gogh corría con fama de loco: ya se había mutilado a sí mismo cortándose una oreja. Su generosidad hacia el chico que lo hirió sería una muestra más del acendrado sentimiento religioso del artista, como lo es la siguiente frase suya sacada de la correspondencia que sostuvo con su hermano Theo: "Creo que todo lo que es verdaderamente bueno y hermoso, y todo lo sublime que hay en el hombre y en sus obras, viene de Dios". Después de leer a Ellsberg, cuando alguien me pregunte si creo en los santos responderé: "Sí; sobre todo en Santa Edith Piaf y en San Jorge Luis Borges"... Post scriptum. La muerte de Miguel Ángel Granados Chapa es una pérdida grande para el periodismo nacional. Extrañaremos su columna diaria, rica en datos y reflexiones. Descanse en paz el ameritado periodista... FIN.