Lady Loosebloomers tenía en el glúteo izquierdo un lunar en forma de media luna. Grande fue la sorpresa de su señor marido, lord Feebledick, cuando en la exposición de un joven y guapo pintor que estaba muy de moda vio el retrato al desnudo de una dama que se parecía mucho a su mujer, tanto que mostraba en el nalgatorio aquel lunar. "No me digas, esposa -bufó el lord-, que posaste en cueros para ese pintamonas". "¡Claro que no! -protestó lady Loosebloomers-. ¡El retrato debe haberlo pintado de memoria!". Pirulina, muchacha sabidora de la vida, hacía este comentario: "Nunca practico el sexo cuando tengo algo mejor qué hacer. Pero ¿acaso hay algo mejor qué hacer?". Por su parte, decía el padre Arsilio: "A los hombres jóvenes les acechan permanente las tentaciones de la carne, o sea el sexo. Para disminuir ese riesgo hasta hacerlo desaparecer totalmente les recomiendo que se casen". He llegado a pensar que la guerra es la mejor maestra que hay de geografía. Por causa de los conflictos bélicos aprendimos dónde está Vietnam; la guerra nos enseñó el rumbo por donde caen Irán e Iraq, y dónde se encuentra Afganistán. De no haber sido por la guerra ¿sabríamos dónde tuvo lugar la famosa batalla de Waterfalls, en la cual Napoleón fue derrotado por el duque de Badington? (Nota del corrector. Nuestro amable colaborador incurre en equivocación. Escribió: "dónde", y debió poner: "en dónde"). Últimamente aprendimos dónde está Libia por un levantamiento popular que trajo consigo la muerte del dictador Gadafi. Se respira en el mundo un aire de insurrección contra las tiranías. (Escuchen mis cuatro lectores: "Ffff, ffff, ffff". Es el sonido que produce esa respiración). Las protestas, empero, no sólo son contra los despotismos de política: las dictaduras económicas están sujetas igualmente el escrutinio de las generaciones nuevas, que ven oscurecido su futuro por los efectos de nuevas formas del liberalismo económico cuyo laisser faire, laisser passer cobra víctimas por millones en la forma de pobreza, desocupación, falta de empleo y pérdida de oportunidades de progreso para la gente común. Si algún día, y por males de mis pecados, me meto a politólogo, diré en tono bombástico y con aire campanudo que todos los gobiernos del mundo se dividen en sólo dos especies: los que trabajan para ayudar a los ricos a hacerse aún más ricos, y los que se esfuerzan en conseguir que los pobres sean menos pobres. ¿Qué clase de gobierno elegiremos nosotros en el 2012?... ¡Mentecato escribidor! ¡Tu pregunta nos dejó cabizbundos y meditabajos! Se ve que has escrito para el lunes -segundo día de la semana, no el primero-, cuando la máquina del cuerpo y el espíritu, remolona tras el descanso dominical y sabatino, arranca otra vez a trabajar, chirriante y enmohecida. Pero, como dicen los americanos: "No mill, no meal". Sin molino (o sea sin trabajo) no hay comida. Vayamos por sendas más floridas, la de un humor amable que disipe la inquietud causada por tu peroración y nos permita seguir en la rutina diaria. El restorán "Las carcajadas de Kempis" estaba lleno a su máxima capacidad. De pronto un comensal se metió apresuradamente abajo de la mesa y se tapó con el mantel. Acudió a toda prisa el capitán de meseros, y le dijo a la dama que acompañaba al tipo: "Señora, usted que es la esposa de este caballero dígale que salga de ahí". Responde la mujer: "Yo soy su novia. La esposa es aquélla que acaba de entrar". Babalucas trabajaba en una librería. La señorita Peripalda, catequista, se dirigió a él: "Busco el libro 'Cómo servir a tu prójimo'". "No me suena el nombre -responde pensativo el badulaque-. ¿Es algún recetario de cocina para caníbales?". Susiflor y Rosibel cambiaban impresiones acerca de cómo se habían comportado sus respectivos galanes la noche anterior. Dice Susiflor: "Afrodisio se mostró muy atrevido. Tuve que ponerlo en su lugar. "En cambio -relata Rosibel- Impericio se mostró muy tímido. Tuve que ponerlo en mi lugar". FIN.
