Esta columnejilla tiene hoy dos ingredientes: el primero es una serie de inanes chascarrillos, algunos de los cuales tienen como característica común que no les entendí, y el segundo es una sombría reflexión política acerca de Andrés Manuel López Obrador, el nuevo y al mismo tiempo antiguo precandidato del PRD a la Presidencia. Empezaré con el relato de los inanes chascarrillos, vendrá luego la mencionada reflexión, y al final pondré los cuentos cuyo sentido no pude captar... Dos hombres de la edad de piedra miraban a otro que en la parte posterior de un enorme dinosaurio hacía movimientos de émbolo o pistón. Le comenta uno al otro: "Dice que acaba de inventar la zoofilia, o no sé qué"... Simpliciano, joven sin mucha ciencia de la vida, casó con mujer mayor que él. Al día siguiente de la noche de bodas el recién matrimoniado llamó por teléfono a su padre y le dijo con gran preocupación: "Tengo dudas sobre el pasado de mi esposa. Cuando estábamos haciendo el acto se le salió decirme: "Date prisa, que no tengo todo el tiempo para ti"... En el bar dos tipos empezaron a reñir. Le advierte uno al otro con voz amenazante: "Soy hombre de pocas palabras". Replica el otro: "Lo entiendo. Yo también soy casado"... Comentaba un señor de edad madura: "Cuando tenía yo 20 años y una chica me sonreía, me preguntaba qué tenía yo que me hacía tan atractivo para las mujeres. Cuando llegué a los 50 y una chica me sonreía, me preguntaba si no estaría atrás de mí algún sujeto guapo que era en verdad al que la chica estaba viendo. Ahora que tengo 80 años y una chica me sonríe, miro hacia abajo a ver si no traigo abierta la bragueta"... Reza un antiguo proverbio: "Genio y figura, hasta la sepultura". Y el diccionario dice que "'Peje", en una de sus acepciones, es "Hombre astuto, sagaz e industrioso". Andrés Manuel López Obrador actúa en tal manera que unos dirán que es hábil, y otros que es marrullero. No conforme con haber aprovechado durante mucho tiempo el espacio que en los medios de comunicación le cedió uno de los partidos-negocio que lo apoyan, ahora busca evadir mediante un simulacro de precandidaturas la norma que le impide seguir haciéndose propaganda. Ciertamente la legislación electoral vigente es un adefesio lleno de hoyos y lagunas, de absurdas trabas que incitan a su incumplimiento. Pero es la ley. Se supone que quienes participan en los procesos electorales deben apegarse a ella sin falsedades o simulaciones. Mal empieza AMLO en el aspecto formal lo que hace ya seis años comenzó por vía libre, o sea su segundo intento de convertirse en Presidente. Vuelve a mostrar que sigue siendo el mismo, a pesar de la labor cosmética y de maquillaje que sus asesores de imagen han realizado en él para llevarlo a usar modos más suaves y lenguaje menos radical y de mayor urbanidad... Vienen ahora los cuentos que no entendí... El autobús iba atestado, con hombres y mujeres de pie, apretados unos contra otros. En él viajaban dos lindas chicas. Una se inclina sobre la otra y le dice al oído: "El hombre que está atrás de ti es joven y guapo". Replica la otra, también en baja voz: "De que es joven ya me di cuenta". (No le entendí)... Un mexicano y un inglés compraron en sociedad acciones de una empresa. A poco esas acciones empezaron a desplomarse en forma tal que los dos socios iban a quedar en la ruina. Mientras veían las cotizaciones de la Bolsa, el mexicano le dice con desesperación a su flemático socio británico: "¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Yo aquí, angustiando, arrancándome los pelos por la inquietud, y tú tan tranquilo, con las manos en los bolsillos". "Te engañas -responde el inglés-. Estoy haciendo lo mismo que tú". (No le entendí)... Una señora le preguntó a su vecina: "¿Por qué insistes siempre en ir con el doctor Ken Hosanna? La gente dice que no es muy bueno". "Ya lo sé -respondió la otra-. Pero siempre me toma la temperatura". "¿Y sólo por eso vas con él? -se asombró la primera-. ¿Porque te toma la temperatura?". Contesta la otra con salaz sonrisa: "Es que no sabes con qué me la toma". (Tampoco le entendí)... FIN.